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Octubre 22.

—Good morning— dijo y besó su cuello.

Pete entre abrió los ojos de inmediato. Se había asustado un poco hasta que noto que era Vegas quién estaba detrás suyo, apretando su cintura, abrazándole el cuerpo, haciéndole estremecer de infinitas maneras y apenas empezaba la mañana.

—Hola.

—¿Dormiste bien?

—De maravilla— Pete le dedico una bonita sonrisa, al mismo tiempo que giraba su cuerpo para quedar frente a frente. De pronto, ambos recordaron que estaban desnudos. Piel con piel.

Rozándose. Vegas se mordió un labio, al sentir la tibia piel de Pete acariciar la suya. Pete enrojeció un poco, aún no superaba la mirada de Vegas sobre el, aquella que era tan intensa.

—Hey— susurró él.

—¿Qué pasa?

—Aún ¿aún quieres mudarte a mi ciudad?

—Te he dicho que sí.

—Pero.

—¿Pero qué? Vegas, hemos hablado de esto, dijiste que no te molestaba el que nos mudemos, además solo será un tiempo, así podría saber un poco más de ti.

—Está bien— le besó los labios de nuevo.

Pete le correspondió el beso, haciéndolo más largo. Sus lenguas se tocaron. Eso no hizo más que tensar a Vegas. —Será como tú quieras bonito.

Pete buscó sus manos, y las entrelazó con las de Vegas, apretándolas. Vegas le miró a los ojos.

Estaba tan jodido, tan enamorado. Jamás había sentido eso por nadie. Nunca había llegado a decirle a alguien "te amo" o un simple "me importas"

Pete lo era todo. Todo lo que tenía. Y si alguien llegaba a hacerle daño, le costaría la vida.

—Será divertido, ya verás— le acarició una mejilla. Vegas hizo una mueca, acariciando las piernas desnudas de Pete.

—Sí, será divertido— le dijo él.

Sin saber que muy pronto iba a arrepentirse de ello.








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Segunda parte de "Stockholm sindrome" en está historia se toca el mismo tema que en la primera parte, solo que un poco más a detalle, se recomienda discreción.

When you're gone •VegasPete•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora