Sintió tanto enojo acumulado al ver a Porsche desnudo con Pete ahí abajo. Tratando de forzarlo. Tocándole.
Haciéndole sentir miedo. Le dolía en el alma, nada nunca le había dolido más que eso. Apuntó a Porsche directamente a la cara.
―Baja el arma― le ordenó Porsche. Apretó las manos de Pete aún más fuerte, el soltó un gemido. Vegas endureció la mandíbula. ―Recuerda que yo soy el que tiene el control ahora― se rio. Pete gimió aún más fuerte al sentir las manos de Porsche apretarle las muñecas.
―Suéltalo, ahora― le volvió a ordenar. Rozó los dos dedos índices de sus manos con el gatillo de la pistola. ―Este asunto es entre tú y yo― le dijo.
Porsche se detuvo a escucharlo.
Pete cerró los ojos aterrado.
―Y eso lo sabes perfectamente. El no tiene nada que ver.
―¿Te parece?― Porsche escabulló sus manos entre debajo de las sábanas de su cama, llegando hasta las almohadas. Con ahora un arma entre sus manos. ―¿Entonces por qué mierda no pensaste en eso cuando violaste a mi hermano?― le gritó.
Hizo que Pete se sentara para poder abrazarle el cuello y apuntarle la sien.
Pete comenzó a llorar nuevamente, no quería mirarlo, no quería mirar a Vegas después de lo que sabía de él.
Vegas tragó saliva. Busco su mirada, pero al notar que Pete lo evitaba, se dio cuenta, Pete lo sabía todo.
―Pete no tiene nada que ver en esto― le volvió a decir. Esta vez más desesperado. ―¡Pete no tiene nada que ver con esto, suéltalo maldita sea!― gritó. Porsche se rio a gusto. ―En todo caso a quién deberías matar es a mí― le dijo.
Porsche abrió los ojos, sonriendo a medias. Algo de todo esto le sorprendía en lo absoluto.
―¿Tú? ¿dando la vida por alguien?― quiso reírse con ganas. ―Debo haberme perdido de mucho todos estos años.
Vegas bajó la mirada, a los pocos segundos la volvió a subir.
En ese momento, Porsche tuvo tantas ganas de dispararle a Pete. Ahora sí estaba seguro que sería lo que más le dolería a Vegas. Y eso solo hacía que las cosas resultaran a su favor.
―Porsche...― susurró Vegas. Si perdía la calma, todo terminaría muy mal. ―Por favor, suéltalo.
Este soltó una carcajada.
―¿Te has visto?― lo miró de pies a cabeza. ―Este día iba a llegar en algún momento y no sabes como lo estoy disfrutando.
―¡Mátame a mí!― le volvió a gritar.
―¿De que me serviría?― preguntó Porsche. ―Te irás al puto infierno de todos modos― le dijo con todo el odio que había acumulado desde hace años. ―Pero no irás solo― apretó el cuerpo de Pete. Este cerró los ojos. Retuvo la respiración.
―¡Perdón!― Vegas gritó. Porsche apretó aún más el cuerpo de Pete. ―Perdóname por favor, sé que lo que hice jamás lo vas a olvidar, que jamás debí haber hecho lo que hice, jamás debí dejar que pasará, debí ponerles un alto, decirles algo, no tienes ni la más mínima idea de cuan estoy arrepentido― murmuró. ―Pero Porchay, jamás se hubiera sentido feliz por esto.
―¿De que mierda está hablando? Tú también lo hiciste, abusaste de él.
―Eso no es así, yo no hice nada, simplemente fui un imbécil al no evitarlo, te lo juro Porsche, te juro que yo no le hice nada― trató de mirarlo directamente.
Sus brazos empezaron a perder fuerza, soltando poco a poco el cuerpo de Pete. ―No tienes ni un puta idea de lo arrepentido que estoy― le dijo con sinceridad. En verdad, siempre iba a arrepentirse de no haber ayudado a Porchay.
―¡Éramos amigos Vegas! Dejaste que le hicieran eso, ¡Porchay se quitó la vida por tu maldita culpa!― gritó Porsche, esta vez con lágrimas en los ojos.
Pete tragó saliva. Por un momento quiso mirar los ojos de Vegas, y así lo hizo él le devolvió la mirada.
Y entonces las fuerzas en el cuerpo de Porsche desaparecieron. Se sentía débil. Pequeño. Tan diminuto, mientras hace un rato creía poder dominarlo todo mientras quisiera.
Soltó el cuello de Pete, para ponerse a llorar, este caminó de rodillas con lágrimas en los ojos y unos cuantos golpes hasta el filo de la cama. Porsche se apuntó así mismo en la sien.
Sintió que debía acabar consigo mismo ahora, que tenía que hacerlo, había confusión en su cabeza, además de extrañamente paz en su interior.
Estaba tan cansado. Tan jodido, ya no quería sentir nada, tal vez solo necesitaba de una disculpa y su tarea estaba cumplida. Sentía que el mismo Porchay se lo pedía. Miró a Vegas. Este trago saliva.
Pete estaba a salvo, eso era lo único que le importaba. Pero al menos una parte de el se sentía bien consigo mismo. Sentía que por fin la verdad salió a la luz, le había pedido perdón, aunque sabía que eso no sanaría sus heridas, lo había hecho con el corazón.
―Te veo en el infierno― le sonrió por última vez. Vegas lo observó dispararse.
El sonido del arma hizo que Pete cerrara los ojos. Lo próximo que pudo ver fue sangre manchando las sábanas.
Vegas soltó el arma también. No tenía caso tenerla entre sus manos.
Y aunque sabía que esa historia había llegado a su fin, su castigo aún estaba por venir.
Se acercó a Pete, aún sentado sobre el filo de la cama. Estático. Completamente estupefacto. No tenía fuerzas ni siquiera para moverse. Todo esto había sido demasiado para el. Vegas intentó tomarle de las manos.
―No te atrevas a tocarme― susurró.
ESTÁS LEYENDO
When you're gone •VegasPete•
Fiksi Umum"When you're gone the pieces of my heart are missin' you... Segunda parte de Stockholm Syndrome. Adaptación