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Vegas sacó un par de sogas de la pequeña bolsa que había traído.

—Pero que— a Pete le dieron ganas de reírse. Se imaginaba lo peor. Pero no dejaba de ser excitante.

—Déjame mostrarte— inició besando sus pies, rodillas, lamiendo sus muslos. Su lengua tibia le acarició el vientre, tocando su ombligo y estómago, hasta llegar a sus labios de nuevo. - Estira tus brazos.

—¿Qué vas a...

—Hey— le volvió a besar la boca. —Déjame a mí ¿sí?

—Sí— murmuró. Estiró los brazos hacia arriba como él le había indicado, chocando con las barandas superiores de la cama, miró hacia arriba.

Las manos de Vegas, le habían empezado ha atar las manos. Después de unos segundos ya no podía ni siquiera mover los dedos.

Ahora sacó una venda oscura. Esta vez no preguntó nada. Estaba en manos de Vegas. Sabía que no le decepcionaría. Nunca lo hacía.

—¿Quieres jugar?— preguntó él. La venda cubrió los ojos de Pete. Lo siguiente que vio fue la misma oscuridad. Pero eso no era lo que concretaba el juego, si no más bien, lo siguiente que probaría.

Vegas se inclinó para besarlo. Un beso intenso. A la misma vez el entreabrió un poco más su boca para poder sentir la lengua de Vegas juguetear con la de suya.

Todo esto empezaba provocarle una erección. Se estremeció. Le gusta el saber que estaba atado de manos y que sería Vegas quién tendría el control.

Un gemido salió de sus labios, entonces él decidió no perder más tiempo. Bajó su ropa interior suavemente, mirándole el rostro, a pesar de que no podía ver sus ojos, se imaginaba la forma en la que Pete lo hubiese mirado. Se mordió el labio. Se fijó en su entrepierna. Delicioso. Le dieron ganas de morder. De juguetear con el un buen rato hasta dejarlo exhausto. Su erección dolió, buscando atención
Entonces se separó un poco de su, ahora caliente, cuerpo.

Pete, puso una mueca en desacuerdo.

Don't worry, baby— le indicó él. Se estiró hasta la mesita de noche, donde estaba la bolsa que había traído hace un rato. La abrió y sacó un pequeño frasco. —Te va a gustar.

—Todo lo que haces me gusta— susurró.

Necesitaba ver al menos un poco en que se estaba metiendo. ¿Qué era lo siguiente que Vegas haría con su cuerpo? No lo sabía. No lo podía ni siquiera percibir.

De pronto, Vegas subió su camiseta hasta tocar su barbilla. Sintió un fino y helado líquido recorrerle el abdomen. Olfateo un poco hasta sentir que esa sustancia deliciosa también le tocaba la garganta ahora y poco después, los labios.

Chocolate. Pete intentó lamerse los labios, pero al intentarlo, se topó con Vegas.

—Déjame a mí— le pidió. Entonces bajó hasta el abdomen de Pete, donde había empezado a esparcir suavemente el chocolate. Su lengua invadió por completo su cuerpo. Pasándola. De una y miles maneras. Sin dejar rastro de ese exquisito dulce.

—Mmm, sí— jadeo. La tibia lengua de Vegas se posicionó sobre los pezones de Pete, se los besó primero, cada uno, para luego llevarse a la boca a uno de ellos. Un caramelo jodidamente delicioso. Sus blancos dientes accedieron a morder. —¡Ah!— un espasmo recorrió su cuerpo.

—Mierda, sabes tan bien— murmuró él.

No podía más con su erección. Tenía unas brutales ganas por meterse en su cuerpo, hundirse en él con todas las fuerzas posibles. Pete siempre lograba hacerle perder el sentido.

—Sigue— le ordenó Pete. Él notó que aún quedaba un poco de chocolate en su bonita boca. Pronto aplastó su cuerpo, chocando su torso con el de Pete.

Haciendo la mejor conexión del mundo. Las piernas de Pete le rodearon la espalda, dejándole sentir cuan necesitado estaba. De las inmensas ganas por tenerlo follandolo de nuevo.

Vegas le besó la boca, comiéndose el poco chocolate que quedaba en la comisura de sus labios. —Vegas ¿Vas a seguir jugando?— le dijo entre murmullos.

Más parecidos a gemidos. Un sonido ronco. Lleno de lujuria. Vegas intentó mirarlo. Pero no pudo encontrar sus ojos, definitivamente le hacían tanta falta ahora mismo.

—No puedo más— le confesó él. —Joder Pete necesito follarte.

—¿No hay más que deba probar?— preguntó el. Inquieto.

Tratando de jugar un poco más. Una sonrisa le adornó el rostro. Vegas bajó la mirada, no podía con tanto el miembro de Pete tenía líquido preseminal. Era demasiado para un solo hombre. Ninguno se hubiera tardado tanto en follarlo como él, cualquier otro se hubiese vuelto loco con tan solo verlo desnudo.

Pete quería seguir con eso, entonces una idea se le cruzó por la mente.

When you're gone •VegasPete•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora