Vegas esperaba a Pete fuera de su habitación. Ya se había cambiado, pues había tomado una ducha a temprana hora. Irían a dar un paseo, quién sabe a donde, lo importante era conocer junto a el y la verdad es que todo se tornaba divertido cuando Pete estaba.
Quería llevarle a comer a un lugar nuevo. Uno que le gustara. Pete amaba la comida, pero sobre todo amaba el curri y la comida picante. Le gustaba tomar soju y detestaba con el alma cualquier marca de cerveza, de hecho le pareció curioso cuando en aquellos días se había tomado todo un six. Fumaba poco. Solo una vez lo había hecho ante sus ojos, pues tenía frío, pero todo cambió cuando en vez de fumar, decidieron hacer el amor. Amaba las películas románticas, en especial las que le hacían llorar tan intensamente al final. Varias veces se había sentado, como nunca en su vida, a observar películas de ese tipo con Pete, donde al final él terminaba igual de melancólico que el menor.
Lo tomaba de la mano y la pregunta típica del final siempre era
"¿Tú crees que eso pase en la vida real?"
Y entonces él respondía un "No solo eso mi amor, muchas cosas más si estás conmigo"
Esas bobas películas de amor siempre funcionaban. También odiaba que las cosas le salieran mal. Y amaba con toda su alma el color azul Y sí le quedaba de lujo, combinaba perfecto con sus labios, en todo, en la ropa, en los zapatos, en las braguitas, que Pete amaba usar y Vegas le agradecía por usarlas.
Le gustaba mucho, le encantaba todo de Pete.
¿Y Pete? Seguramente sentía lo mismo, pero ¿También lo aceptaba con todos y cada uno de sus defectos?
"Yo sé que sí" se dijo a sí mismo.
Pero. ¿Qué pasaría si se enteraba de todo eso que aún no le decía? ¿Qué pasaría si de un día para otro ya no lo quería más?
Si de un día para otro empezaba a aborrecerle.
Y todo por su asqueroso pasado, tenía que decirle.
Pete le había contado absolutamente todo sobre él. Su etapa escolar. Sus citas y esos hijos de puta que le habían hecho llorar muchas veces y que Vegas, ya había hecho ciertos planes para ellos.
Le había contado sobre la fría relación con su madre, sobre lo poca comunicación con su padre. Le había hablado sobre las infinitas veces que había salido de su casa sin ropa interior, sobre lo caliente que le ponía el vecino, ese dato no le agrado tanto.
Sobre las veces que se había escapado de la escuela o las veces que había copiado en los exámenes. Le había contado sobre la vez que vio por primera vez una absurda película porno con su mejor amigo.
Sobre las fiestas, la primera vez que había tenido sexo, la vez que quiso ponerse un preservativo pero no sabía como, su pequeño tatuaje bajo la oreja que últimamente había descubierto, la vez en la que había tomado hasta perder la conciencia, sus miedos, los golpes que le habían dado la vida, las buenas y malas experiencias.
Sobre lo mucho que Vegas significaba ahora en su vida, lo mucho que le había gustado desde la primera vez que lo vió.
¿Por qué no se atrevía a contarle la verdad? Tal vez era momento de acabar con tanto.
Alguien tocó la puerta principal de su casa, interrumpiendo sus pensamientos.
Observó por la venta un auto que desde luego no sabía de quién estaba estacionado fuera de su casa, se puso alerta. Sin embargo, abrió la cerradura de la puerta.
- Pol.- Vegas abrió bien los ojos. No se creía que su mejor amigo estaba ahí. Pol le sonrió. Una sonrisa no del todo feliz.
Una sonrisa que demostraba muchas cosas. Cosas, que Vegas pronto iba a descubrir.
- Ven y dame un abrazo, idiota.
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Imagen del tatuaje de Pete en multimedia 💙
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When you're gone •VegasPete•
Ficción General"When you're gone the pieces of my heart are missin' you... Segunda parte de Stockholm Syndrome. Adaptación