Todos sabían la historia de la mancha...
Pero nadie tomaba en cuenta a 𝐋𝐈𝐙𝐙𝐈𝐄... La hija de aquel villano...
- 𝖭𝗈 𝖾𝗋𝖾𝗌 𝖻𝗎𝖾𝗇𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗆𝗂...
¿O tal vez si?
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LIZZIE estaba completamente aburrida.
El jefe de todo ese lugar no le quitaba los ojos ni un segundo, pues sabía que la chica intentaría escapar de ese lugar.
Por más que miraba hacia los lados para encontrar algo bueno con que distraerse no había nada, excepción de Miguel, pero obviamente descarto la idea.
— Lyla, ¿que número de prototipo es este? — señaló el dispositivo entre sus manos.
— 305, Miguel. — Contestó la IA.
Se acercó a lizzie mientras la miraba fijamente, ya se estaba acostumbrando que desde que llegó no paraba de mirarla.
— ¿Quieres que lo carbonice otra vez? — Dijo con sarcasmo la pelirroja.
Habían creado distintos dispositivos para la anulación de sus poderes pero estos al tocar su muñeca eran completamente desechables de nuevo.
— Si no conseguimos el aparato que te contenga, lamentablemente decirte que pasarás todo el tiempo conmigo. — Hablo con firmeza.
— ¿Incluso cuando duermes? — Pregunto lizzie con ironía.
Sin duda lo que más amaba era hacerle bromas con doble sentido a Miguel, pues este parecía ignorarlas y mostrar un ligero enojo.
Aún así no podía negar en cómo se le hacía inmediatamente atractivo.
— No te ilusiones, niña. — Dijo fastidiado.
Lizzie se levanto de la silla en donde se encontraba mientras se quitaba los guantes que tenía, intentando tocar al instante el aparato.
— No, este no va en la muñeca. — Hablo el más alto.
— ¿Ya me quieres amarrar, no es así? — De nuevo ahí estaba, las bromas con doble intención de Lizzie.
— Este es un pequeño botón que va aquí. — Tomó una pistola que estaba alado suyo, asustando un poco a la pelirroja.
Colocó el circulo sobre la pistola mientras lo inyectaba sobre su brazo.
—¡Oye!, eso dolió. — Sobo suavemente su hombro mientras sentía el dicho dispositivo ahí.
— ¿Que?, ¿ya no tendré bebés con esto?
— Después de múltiples fallas por algo táctil, decidimos hacerlo holográfico... — Movió algo de su reloj, demostrándole a la pelirroja como una pulsera aparecía al rededor de su muñeca.
— ¿Con esto evitare carbonizar las cosas? — Pregunto de vuelta.
Miguel no respondió y simplemente le dio lo primero que encontró para probar la seguridad del dispositivo.
Tocó el objeto y este no se carbonizó, haciendo feliz a Lizzie por completo.
— ¡Aunque seas un gruñón adoro esto! — Exclamó con felicidad.
