CHAPTER TWELVE| SAD OR HOT? 🍒

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ELIZABETH no lo entendía

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ELIZABETH no lo entendía.

El la había besado y esta mañana simplemente la ignoro frente a todos, causando preguntas curiosas en sus amigas.

— ¿Estas segura que no rompiste nada? — Pregunto Gwen por milésima vez.

— Si, Gwen. No he roto nada. — Dijo con frustración.

La rubia formulaba teorías sin respuesta, pues sabía que Miguel no era alguien sociable pero tampoco un idiota que simplemente te ignoraba aunque no le hubieras hecho nada.

Algo debía de haber pasado.

Elizabeth camino con enojo hacia la guarida de Miguel, pues este la había estado ignorando toda la mañana.

A pesar de los reclamos de Gwen, ella no desistió.

— Miguel. — Llamó firmemente mientras el hombre fingía no escucharla.

— Lizzie... — De nuevo Gwen intento alejarla pero ella se alejo antes de que tomara su brazo.

— Vete. Estaré bien. — Susurro a su amiga, la cual obedeció al instante.

Finalmente la rubia abandonó la escena, dejando a solas a la pelirroja y al pelinegro.

— ¿Por que carajos me ignoras? — Elizabeth se subió sin importarle si el le había dado autorización o no.

Miguel de nuevo la ignoraba por completo, pues estaba muy concentrado observando los universos que fingía que la chica no existía.

Ella lo observó de reojo, con el rabillo del ojo. Suspiró y suspiró, esperando a que él la notara; a que mirara hacia su dirección, a que dejara de ignorarla. Su esfuerzo fue en vano, y él ni una sola vez la tomó en cuenta. Ella se sentía devastada por ese hecho, porque sentía que no era lo suficiente para captar su atención.

— ¿Es por lo del beso? — Elizabeth luchaba para tener aunque sea una sola mirada del moreno, pero este se negaba.

— Lo siento, ¿si...? — Ignorando por completo las pantallas, se paró frente al hombre.

Viendo como este por fin volteaba a verla.

— He estado ocupado. — Dijo finalmente.

— Tan ocupado que has estado hablando con Jess, Miles, Gwen, y con media sociedad pero menos conmigo... — Era evidente que aquello le dolía a Elizabeth.

Pues su tono tembloroso y sus ojos cristalinos lo daban a entender.

— Solo dime... ¿Que se supone que haremos después de lo de ayer?— Elizabeth colocó suavemente su mano en la mejilla del varón, pero este la retiró delicadamente.

— Elizabeth, entre tú y yo no puede pasar nada más. — Se alejó de ella. — Tengo una responsabilidad que cubrir y tú la amenazas.

Aquellas palabras habían sido totalmente dolorosas para la mujer, pues esta se alejó lentamente del rostro de Miguel, el cual tenía su vista hacia un lado, intentando mirarla.

𝙋𝙀𝙋𝙋𝙀𝙍𝙎 🍒 | 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗢'𝗵𝗮𝗿𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora