Todos sabían la historia de la mancha...
Pero nadie tomaba en cuenta a 𝐋𝐈𝐙𝐙𝐈𝐄... La hija de aquel villano...
- 𝖭𝗈 𝖾𝗋𝖾𝗌 𝖻𝗎𝖾𝗇𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗆𝗂...
¿O tal vez si?
Contenido +18
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LIZZIE acababa de despertar, pero ella no se sentía bien.
Inmediatamente llegó al baño a vomitar, a pesar de no haber comido nada el día anterior y mucho menos ese estaba sacando todo lo que su estómago tenía, o sea nada...
Se miro con frustración al espejo que compartía con Gwen, sus enormes ojeras bajo sus ojos y su piel completamente pálida le hacían dar un aspecto demacrada...
Además de sus ojos hinchados de tanto llorar antes de dormir hacían empeorar su aspecto.
Espero a que Gwen despertara, pues solo esta podía abrir la habitación y liberar a ambas mujeres.
Caminaron hacia la cafetería, la cual estaba llena de Spiders que no la dejaban de ver al tener las piernas descubiertas y dejar en claro su evidente problema.
— No lo hacen de mala manera... — Gwen noto eso e inmediatamente corrió a apoyarla, pero aún así ella se sentía mal.
— Me veo como un vagabundo, ¿de verdad no tienen ropa mejor? — Pregunto hacia la rubia pero esta nego.
La silueta de Miles apareciendo y saludando a ambas chicas la hizo salir de sus pensamientos, el se veía incluso mejor que ella, aunque prácticamente estuviera secuestrado y limitaran sus visitas a su universo.
— ¿Como estas, lizzie?
"Con ganas de morirme."
Pensó, pero inmediatamente borro esa respuesta, pues sabía que Miles lo hacía con la intención de saludarla.
— Bien... ¿Y tú? — Pregunto de vuelta.
— A pesar de estar técnicamente secuestrado... Feliz de ver a mis amigos. — Sonrió al ver la positividad de Miles.
Gwen ordenó por ella porque ella no tenía ganas de absolutamente nada... Se sentaron en las mesas que se encontraban ahí pero aún así ella tenía su mirada perdida.
— Oh... Dios... Mío... ¡Ya no carbonizas las cosas! — Exclamó Gwen con felicidad al ver que Lizzie tocaba la bandeja con total normalidad.
— Si, bueno... Es gracias al "jefe" y Lyla. — Dijo en una sonrisa fingida.
Comió lentamente todo lo que había en la bandeja, pero extrañamente lo disfruto, estaba feliz de que por primera vez desde que su padre le hizo eso, saboreara realmente la comida.
— ¿Quieres más? — Preguntaron ambos chicos al verla de esa manera.
La pelirroja asintió con vergüenza, era la primera vez después de mucho tiempo que se mostraba así con alguien.
No era como que hubiera hecho algo tan impresionante, no.
Simplemente sus antiguos "amigos" criticaban cada cosa que hacía, desde como hablaba hasta la manera de caminar, volviéndose alguien más cerrada al escoger amistades.
