ELIZABETH sabía lo que estaba haciendo, pero aún así no dudo en tomar aquel aparato que salvaría la vida del padre de su amigo.
— ¡Miles! — Grito con desesperación en busca del moreno.
Ella estaba desesperada, sabía que no tenía tiempo y que tenía miles de miradas sobre ella, aún así no dudo en recorrer cada centímetro de aquel lugar en busca de su amigo.
Su mirada verdosa se concentró en el chico, el cual yacía de rodillas frente a su habitación.
Ella no pudo evitar sorprenderse y corrió a abrazar el cuerpo del chico.
— ¿Estas bien? — Acarició suavemente sus hombros en busca de respuesta del chico.
Este solo se limitó a asentir, pero aún así sus pequeñas manos se aferraban al cuerpo de la chica como un niño pequeño a su madre.
— Yo te voy a ayudar... Miguel no te va a detener. — Intentó consolarlo.
De inmediato descubrió el aparato que escondía con recelo, ganándose la mirada sorpresiva de su mejor amigo.
— ¡Elizabeth! — Se alejó suavemente de ella. — ¿De donde lo sacaste? — Pregunto con sorpresa.
— Lo tome de la oficina de Miguel... De verdad quiero ayudarte, así como tú me ayudaste a mi... — Su dulce sonrisa abrazo con total cariño al chico.
— Te aprecio demasiado, Lizz. — Las palabras del chico eran calor en su corazón, sonrió evidentemente al escuchar aquellas palabras.
— Te apreció más, Miles...
Las caídas de los edificios eran constantes, los gritos agonizantes de las personas aturdían por completo el corazón de la pelirroja.
Sabía que lo que había hecho había estado mal, por aquella decisión miles de personas estaban muriendo en ese momento.
Sus rodillas cayendo al suelo con fuerza la hicieron darse cuenta del infierno que estaba por pasar.
Las lágrimas cayendo a mares de sus ojos mientras todo su mundo se derrumbaba ante sus pies.
La figura decepcionada de Miguel no tardo en visualizarse frente a ella.
Levantó su rostro con ápice entristecido, sabía que nada de lo que hiciera podía arreglar lo que estaba pasando.
— Esto... Es tu culpa... — La voz agria de Miguel fue uno de los tantos cuchillos en su corazón que se estaban clavando en ese momento.
Los dedos de aquel hombre no tardaron en posarse sobre su rostro, levantando su mirada verdosa y conectándola con la suya.
— P-perdóname... — Sabía que a pesar de sus palabras el ya no la perdonaría.
Miguel la miro sin decir ninguna palabra, su corazón se había quebrado como vidrio cayendo desde miles de pisos, y aún así el varón podía asegurar que en ese momento estaba más roto que aquel vidrio.
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𝙋𝙀𝙋𝙋𝙀𝙍𝙎 🍒 | 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗢'𝗵𝗮𝗿𝗮
FanficTodos sabían la historia de la mancha... Pero nadie tomaba en cuenta a 𝐋𝐈𝐙𝐙𝐈𝐄... La hija de aquel villano... - 𝖭𝗈 𝖾𝗋𝖾𝗌 𝖻𝗎𝖾𝗇𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗆𝗂... ¿O tal vez si? Contenido +18