Lizzie Spot nunca pidió los poderes que ahora la convierten en una amenaza para el multiverso, ni tampoco esperaba enamorarse del hombre que juró detener a su padre: Miguel O'Hara, guardián del canon y protector del tejido arácnido.
Un cruel experi...
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La resequedad de mis ojos fue lo primero que sentí, además de el típico sabor amargo en la boca que solía tener al despertar. Mis ojos de inmediato comenzaron a abrirse y suspiré a ver a Gabriel dormido a mi lado. Con cuidado levanté mi cuerpo de su lado, con mis manos peine los mechones de cabello que caían en mi frente, impidiendo ver correctamente. El frío del piso recorrió todo mi cuerpo, comenzando desde la planta de mis pies, caminé lentamente hacia la estancia donde se quedaba Miles, el se encontraba acostado en posición fetal, abrazando fuertemente una imagen de su familia. Mi corazón se rompió al imaginar lo que debe de estar sufriendo, por supuesto hoy era el día que las cosas podían explotar, debíamos ser fuertes y un equipo. — ¿Todavía sigue durmiendo? — La voz masculina de Gabriel me hizo girar repentinamente.
— Si, hoy será un gran o trágico día. — Mencioné sentándome en la esquina de la cama.
— Todo va a salir bien, Lizzie...
— De todo corazón es lo único que espero... — Los cálidos brazos de Gabriel envolvieron mi pequeño cuerpo a comparación del suyo.
— A pesar de todo me cuesta mucho entender el porqué nos estás apoyando, creí que apoyarías a Miguel por el hecho de que es tu familia, lleva tu sangre, Miles y yo no somos nada tuyo y has sido un increíble apoyo para los dos, sin ti no hubiéramos podido escapar. — Gabriel, quien se acercó ligeramente más hacia a mi, tomó mi mano con cuidado.
— Durante años obedecí las órdenes de Miguel por la misma creencia; que él era mi familia. Y se supone que así era hasta que los conocí, toda mi vida me pareció injusto que los Spiderman aceptaran ese destino todo porque es parte del canon, pero creo que ellos mismos pueden cambiarlo o prevenirlo, si bien sé que no pueden salvar a todos, podrían intentarlo... Además de que me recuerdas mucho a alguien, y no lo sé... Desde que te vi en el monitor de mi hermano comencé a sentir empatía y de cierta manera atracción por ti.
Aquellas palabras me dejaron perpleja, de cierta manera Gabriel se me había declarado, su agarre se intensificó más, sentí que el ligeramente comenzaba a acercarse más a mi rostro, lo cual al principio me sorprendió pero no dije nada.
Su cálido aliento fue percibido por mi, acercó una de sus manos a mi rostro y el mechón que caía de mi cabello con su mano lo guardo detrás de mi oreja.
— Eres hermosa Lizzie, y Miguel es un idiota por preferir su trabajo esclavizante antes que a ti, su libertad.
Sentí como él estaba a punto de besarme pero el repentino movimiento del moreno nos hizo sobresaltarnos, girando nuestra vista a Miles, el cual tenía una mueca de sorpresa en su rostro.
— Hola... — Saludé con una sonrisa.
— ¿Cómo amaneciste? — Preguntó ligeramente Gabriel hacia el.