III

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Narra Gavi

Me desperté a la mañana siguiente y fui a la cocina para coger un poco de agua.

Me llevé el móvil y cuando bebí agua fui al sofá para sentarme.

Me puse a ver Instagram y entonces pensé en buscar a Ada.

Después de un rato, la encontré.

Por suerte su cuenta era pública, aunque no había demasiado subido.

Me metí en sus destacadas y sonreí.

Me asusté cuando me llegó una llamada, era Pedri.

– Dime hermano

– En cinco minutos estoy en tu puerta, ve vistiéndote pedazo de vago.– murmuró.

Me eché a reír y colgué.

Subí a la habitación, me puse la ropa del entrenamiento, me peiné y salí de casa encontrándome a Pedri en su coche.

Me monté y entonces arrancó.

– Menuda noche, he tenido que tomarme un Ibuprofeno muchacho.– dijo Pedri mirando la carretera.

– Y que lo digas, me pregunto cómo estará la amiga de Ada.

– Yo también, esperemos que no pasara nada grave después.

Asentí de acuerdo con él.

– Por cierto, es una tía difícil eh.– dijo Pedri riéndose.

– Sí...

Pedri apartó la vista de la carretera un segundo y me miró para después echarse a reír.

– No me jodas.

– ¿Qué?

– Vas a ir a por ella, ¿no?

– ¿Por quién me tomas?– dije sonriendo.

– Pues buena suerte, vas a necesitarla. Porque creo que va a tardar en abrirse contigo.

– Ya verás como no

– Esa es buena.

Cuando llegamos a la ciudad deportiva, aparcó y nos bajamos y después nos preparamos para salir a entrenar.

Los chicos estuvieron un poco muertos y Xavi nos echó la bronca por haber salido de fiesta sabiendo que entrenábamos por la mañana.

Cuando el entrenamiento acabó, Pedri me dejó en la puerta de su casa.

Llamé al timbre y esperé.

Hasta que alguien me abrió.

Era un niño pequeño.

– Hola pequeñajo, ¿está Ada?

Él asintió y entonces salió a correr.

Un poco después Ada apareció por la puerta y me miró fijamente.

– ¿Qué haces aquí?

– Venía para saber como estabais, ambas.

Me miró durante unos segundos y entonces se apartó de la puerta para dejarme pasar.

Entré en su casa y entonces vi a Sara tumbada en el sofá.

No tenía muy buena cara.

– Joder Lucas, ¿puedes estarte quieto?

El niño no paraba de molestar a Sara y yo creía que iba a arrancarle los pelos.

Ada se acercó al pequeño y lo miró fijamente.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora