Narra Gavi
Salí de allí y fui a por Lucas.
Después el mismo doctor nos llevó hasta la habitación y me miró fijamente.
Asentí sabiendo que no iba a poder tirarme a sus brazos y agarré a Lucas con fuerza.
El doctor nos abrió la puerta y entonces entré.
La vi pegada miles de cables y entonces volví a echarme a llorar.
– ¿Por qué lloras?– murmuró Lucas.
– Por nada enano.– dije soltándole.– No seas bruto con tu hermana, está malita y no puede jugar contigo por ahora.
Lucas asintió y se acercó con cuidado hasta la camilla.
Se subió a una de las sillas que había y entonces miró a su hermana.
– Hola Ada, Gavi me ha dicho que no te encuentras bien. ¿Por qué no tomas el Dalsy? Seguro que se te pasa como a mí.
Me acerqué con cuidado y la miré.
Tenía la cara algo pálida y las ojeras un tanto moradas.
Agarré una de sus manos y la sentí algo fría pero no lo suficiente como para asustarme.
Estuve un rato escuchando a Lucas hablarle a su hermana del entrenamiento, hasta que decidí por primera vez que iba a llamar a mi madre para que lo llevase con ella a casa y pudiera descansar.
Estaba claro que no iba a dejarla pasar.
Quería que la conociera con una sonrisa en la cara y ese brillo tan característico en los ojos.
No así.
Mi madre llegó poco después y me alegraba saber que Lucas quería dormir.
Cuando se fueron me quedé sentado en la silla en la que había estado Lucas y acaricié su mano con cuidado.
A veces miraba el electrocardiograma para comprobar que todo seguía en orden.
Hasta que empezaron a cerrárseme los ojos.
Y acabé quedándome dormido.
Unas horas después me desperté al sentir un ruido y entonces vi a Ada mover la mano que yo tenía agarrada.
Entonces la miré y le vi abrir los ojos.
Al principio tuvo que parpadear varias veces para poder verme, pero entonces al verme se echó a llorar.
Apreté su mano un poco y entonces me acerqué a ella.
– He pasado tanto miedo.– dijo con un hilo de voz.– He tenido miedo de perderos.
– Estamos bien Ada, Lucas está en casa de mi madre, durmiendo. Se ha pegado un buen susto cuando te hemos encontrado.
La vi llorar y entonces me acerqué para quitarle la máscara de aire y darle un beso rápido antes de volver a colocársela.
– La policía va a encontrarles cielo. Te lo prometo.
Ada intentó incorporarse un poco.
Y con mi ayuda y tras varias quejas de dolor acabó abrazándose a mí y acariciándome la espalda de arriba a abajo con cuidado.
– ¿Sabes el miedo que he pasado?– solté.– Creía que te perdía, Ada.
– Lo siento.– murmuró.
– Joder no me pidas perdón, esto no ha sido culpa tuya.
La miré a los ojos y entonces acaricié su cabeza un poco.
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Roman pour AdolescentsAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.