Después de aquello había empezado a llamar a Sara todos los días para salir de fiesta.
Mi madre seguía echándome la bronca con que debía quedarme en casa con mi hermano.
Aunque mi vecina me ayudaba a encubrirme.
Aquel día desconocía cuánto había bebido, pero por la cara de Sara sabía que la cosa no pintaba bien.
– No te muevas de aquí, voy a traerte agua.
Asentí y me apoyé en la pared cerrando los ojos.
Entonces alguien se chocó conmigo y abrí los ojos.
Era un chico, pelo castaño y ojos azules. Bastante guapo.
– ¿Estás bien?– preguntó mirándome.
Me encogí de hombros y me miró sonriendo.
Estuvo un buen rato allí conmigo.
Hasta que empezamos a enrollarnos.
La cosa fue subiendo de tono y acabé yendo al baño con él.
Estaba a punto de levantarme el vestido cuando alguien dio un golpe en la puerta.
Sentí otro golpe y entonces abrí encontrándome a Gavi y a Sara detrás suya.
– Se acabó.– murmuró Gavi y me cogió como si fuera un saco de patatas.
Empecé a pegarle en la espalda pidiéndole que me bajara.
Cuando lo hizo lo miré fijamente y vomité.
Gavi agarró mi pelo y acarició mi espalda suavemente.
– ¿Cuánto ha bebido?
– Es la primera vez que bebe tanto.– murmuró Sara.
Sentí que me volvían a coger en brazos y entonces me montaron en un coche.
Entonces cerré los ojos y todo se volvió oscuro.
Me desperté cuando Gavi me sacó del coche y agarró mi bolso para coger las llaves de mi casa.
Abrió y entramos.
Gavi me ayudó a subir las escaleras y después me llevó al baño.
Me apoyé en la pared y entonces le vi mirarme fijamente.
– No sé si mañana vas a acordarte de esto, pero no tengo otra elección.
Después de decir aquello me quitó el vestido y se deshizo de mi ropa interior.
Me metió en la ducha y me ayudó a ducharme.
Salí y me enrolló en una toalla, después me lavó los dientes y me llevó a mi habitación.
Después me puso el pijama y me tumbó en la cama.
– Déjame.– murmuré.– No es que quiera que te vayas, pero... lo necesito.
– Ada, estás borracha, acuéstate y duérmete.
– ¿Por qué tienes que aparecer siempre? Me haces muy difícil quitarte de mi camino.
Gavi me tumbó en la cama de nuevo y me miró fijamente.
– ¿Por qué eres tan atractivo?
– Ada, estás borracha, duérmete.
– ¿Vas a irte sin darme un beso de buenas noches?
Le sentí acercarse a mí y entonces pegó sus labios a los míos.
Quise continuar el beso, pero entonces se apartó.
– Buenas noches.
Cerré los ojos y entonces me quedé dormida.
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Roman pour AdolescentsAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.