VI

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Después de aquello había empezado a llamar a Sara todos los días para salir de fiesta.

Mi madre seguía echándome la bronca con que debía quedarme en casa con mi hermano.

Aunque mi vecina me ayudaba a encubrirme.

Aquel día desconocía cuánto había bebido, pero por la cara de Sara sabía que la cosa no pintaba bien.

– No te muevas de aquí, voy a traerte agua.

Asentí y me apoyé en la pared cerrando los ojos.

Entonces alguien se chocó conmigo y abrí los ojos.

Era un chico, pelo castaño y ojos azules. Bastante guapo.

– ¿Estás bien?– preguntó mirándome.

Me encogí de hombros y me miró sonriendo.

Estuvo un buen rato allí conmigo.

Hasta que empezamos a enrollarnos.

La cosa fue subiendo de tono y acabé yendo al baño con él.

Estaba a punto de levantarme el vestido cuando alguien dio un golpe en la puerta.

Sentí otro golpe y entonces abrí encontrándome a Gavi y a Sara detrás suya.

– Se acabó.– murmuró Gavi y me cogió como si fuera un saco de patatas.

Empecé a pegarle en la espalda pidiéndole que me bajara.

Cuando lo hizo lo miré fijamente y vomité.

Gavi agarró mi pelo y acarició mi espalda suavemente.

– ¿Cuánto ha bebido?

– Es la primera vez que bebe tanto.– murmuró Sara.

Sentí que me volvían a coger en brazos y entonces me montaron en un coche.

Entonces cerré los ojos y todo se volvió oscuro.

Me desperté cuando Gavi me sacó del coche y agarró mi bolso para coger las llaves de mi casa.

Abrió y entramos.

Gavi me ayudó a subir las escaleras y después me llevó al baño.

Me apoyé en la pared y entonces le vi mirarme fijamente.

– No sé si mañana vas a acordarte de esto, pero no tengo otra elección.

Después de decir aquello me quitó el vestido y se deshizo de mi ropa interior.

Me metió en la ducha y me ayudó a ducharme.

Salí y me enrolló en una toalla, después me lavó los dientes y me llevó a mi habitación.

Después me puso el pijama y me tumbó en la cama.

– Déjame.– murmuré.– No es que quiera que te vayas, pero... lo necesito.

– Ada, estás borracha, acuéstate y duérmete.

– ¿Por qué tienes que aparecer siempre? Me haces muy difícil quitarte de mi camino.

Gavi me tumbó en la cama de nuevo y me miró fijamente.

– ¿Por qué eres tan atractivo?

– Ada, estás borracha, duérmete.

– ¿Vas a irte sin darme un beso de buenas noches?

Le sentí acercarse a mí y entonces pegó sus labios a los míos.

Quise continuar el beso, pero entonces se apartó.

– Buenas noches.

Cerré los ojos y entonces me quedé dormida.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora