⚠️ Contenido Explícito
Gavi aparcó el coche y para entonces yo ya había recuperado un poco la sobriedad.
Le vi apagar el coche y entonces me desabroché el cinturón y abrí la puerta del copiloto preparada para salir.
– Cierra.
Me giré para mirarle y entonces volvió a hablar:
– Cierra, Ada.
Tragué saliva y después le hice caso y cerré la puerta del coche.
Él abrió la suya y después de salir rodeó el coche hasta llegar a la mía, la abrió y entonces me agarró cogiéndome en brazos y caminó hasta llegar a la puerta de entrada y la abrió para después cerrar tras él.
Lo miré fijamente mientras subíamos las escaleras y entonces me dejó sobre la cama.
Unos segundos después vi que se ponía encima de mí y entonces pegó sus labios a los míos en un beso necesitado.
– Te veo muy tranquila.– murmuró mirándome con una sonrisa tras separarse de mí.– Voy a encargarme de hacerte temblar un poco.
Levantó mi falda y entonces agarró el tanga que llevaba y lo rompió dejándome totalmente expuesta para él.
Después acarició mis piernas con mimo y subió por ellas besándolas hasta que llegó a mi intimidad y hundió su lengua.
Arqueé un poco la espalda y mis manos buscaron su pelo rápidamente para tirar de este y soltar varios gemidos.
Sentí dos de sus dedos entrar en mi intimidad y eché la cabeza hacia atrás buscando algo de aire.
Su lengua seguía haciendo maravillas y entonces se apartó para quitarse la camiseta y la dejó tirada por cualquier parte de la habitación.
Después levantó mi cintura y bajó la cremallera de la falda para hacer lo mismo con su camiseta. Y lo mismo hizo con mi camiseta, sus pantalones y mi sujetador.
Sus labios atacaron mis tetas y las mías se agarraron a su espalda y entonces me miró con una sonrisa burlona.
– ¿Necesitas parar?
– No.
– Eso pensaba. Grita si lo necesitas cariño.
– ¿Por qué se supone que iba a- ¡Ah!
Abrió los dedos que tenía dentro de mí en tijeras y entonces apretó uno de mis pezones.
– ¿Eso es todo lo que puedes hacer?– murmuré mirándole.
Sonrió de lado y entonces metió un tercer dedo en mi interior.
– Ahora voy a sacar los dedos y quiero que te pongas en cuatro, Ada.
Abrí la boca para decir algo, pero retorció un poco mi pezón y lo único que salió fue un chillido.
Se apartó y automáticamente me coloqué a cuatro para después sentirle acariciar mi culo detrás.
– Quizás quieras recogerte el pelo.– murmuró.
– Esperaba que lo hicieras tú.– dije.
Le sentí echar una risita y entonces entró en mi interior y apreté las sábanas que había debajo de mí.
Entonces agarró mi cadera y empezó a moverse con suavidad y lentitud.
No sabía que era más tortuoso; si un ritmo lento y tranquilo o uno rápido y necesitado.
Sentí un golpe en mi culo y entonces aceleró el ritmo de las embestidas.
Después una de sus manos agarraron mi pelo en una coleta y tiró un poco haciendo que levantara la cabeza.
Él se estiró un poco y besó mi cuello poniéndome la piel de gallina para después empezar a moverse a una velocidad asombrosa.
El cabecero chocaba con la pared y escuchaba nuestros cuerpos chocar.
Después sus gemidos y gruñidos hicieron acto de presencia y le siguieron los míos.
Miré a uno de los lados y entonces nos miré a ambos en el espejo que había.
Veía a Gavi morderse el labio y echar la cabeza hacia atrás mientras daba otro golpe en mi culo.
Sinceramente pensaba tatuarme esa imagen en mi cabeza para toda la vida.
Porque merecía la pena.
– ¿Nena?
– Hm...
– Dobla los codos.
Hice lo que me pidió y entonces la que chilló fui yo.
Le había dejado el culo totalmente levantado y ahora le sentía mucho más.
Le vi sonreír a través del espejo y volvió a acelerar las embestidas y las cargó de fuerza.
Estuvo un buen rato embistiéndome de aquella manera y pensé en que podría hacer esto siempre.
Volvió a agarrar mi pelo y soltó un gruñido.
– Me vuelves loco, Ada.
– ¿Mucho?– murmuré.
– De remate.
Sonreí y entonces una de sus manos bajó colándose entre mis piernas y llegó hasta mi clítoris.
Chillé tensándome al instante y sus embestidas incrementaron.
Lo que me hizo chillar de nuevo y entonces exploté sintiéndole hacerlo también.
Me tumbé en la cama y le sentí dejarse caer sobre mí.
Cerré los ojos totalmente anestesiada y sonreí.
– ¿Estás bien?– preguntó.
– Estoy tocando el cielo, Pablo.
Soltó una risa y después sentí sus dedos vagar por mi espalda y bajar por mis piernas, que sí que temblaban.
– Creo que te tiemblan un poco ¿no?– bromeó.
– Cállate.– solté.
– Cállame.– contestó.
Me giré encontrándome con su cara a varios centímetros de mí y entonces rompí la distancia entre nosotros para besarle y llevar mis manos a su nuca para acariciarla.
Las suyas se agarraron a mi cadera y entonces se tumbó en mi pecho y acarició mi abdomen con cuidado.
Le vi hacer un caminito con los dedos hasta mis tetas y sonreí.
– ¿Te duele algo?– preguntó mirándome.
Negué con la cabeza y peiné su pelo sudado.
– Has bebido demasiado nena.
– Estoy bien, de verdad.
Asintió y entonces volvió a besarme.
Me susurró algo al oído y después empezó a sonreír como un tonto.
Si algo bueno había era que el Gavi post-sexo era el más tontorrón que ibas a encontrarte.
Le vi agacharse y besar la cicatriz que seguía ahí y que ya iba a acompañarme durante toda la vida.
– Esta cicatriz es mi lugar favorito, Ada. Porque es una marca de guerra y un recordatorio de que tengo que cuidarte todos los días y sobretodo, protegerte.
Lo miré sonriendo y entonces lo atraje hacia mí y lo abracé con una sonrisa.
– Te quiero.– solté.
Era increíble lo fácil que me salía cuando se trataba de él.
– Te quiero.– respondió sonriendo.– ¿Nos duchamos juntos?
Asentí accediendo y entonces se encargó de cogerme en brazos como a una princesa y llevarme hasta allí.
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Estos dos son una pasada 🥹❤️
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Genç KurguAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.