XXXVIII

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Lucas jugaba un partido hoy, así que tras haber limpiado un poco en casa, me duché, me vestí y salí para coger mi coche y poder ir a La Masía.

Cuando llegué aparqué y fui hasta la puerta.

Había unos guardas de seguridad que impedían el paso.

Fui a pasar cuando uno de ellos me bloqueó el paso.

– ¿Su identificación, por favor?– murmuró.

– ¿Qué identificación? Vengo a ver a mi hermano pequeño.– dije.

– Sí no tiene identificación no puedo dejarla pasar.

– ¿Qué? Mi hermano está ahí dentro.

Me dio un pequeño empujón y entonces sentí que alguien me agarraba del hombro.

Me encontré con Gavi, quien se acercó a los guardias y estos al verle le dejaron entrar.

– Ah. Esa chica viene conmigo. Es mi mujer.– murmuró.

Los guardas me miraron mientras yo abría los ojos como platos.

Los guardas se apartaron para cederme el paso y entonces me acerqué a Gavi.

– ¿A qué ha venido eso?– murmuré mirándolo.

– A nada. Eres mi mujer.

– No estamos casados.– solté.

– ¿Quieres que nos casemos? Solo tienes que pedírmelo, preciosa.

– No pienso casarme.

Me miró sonriendo y entonces entramos sin problemas.

Nos sentamos y vi a Lucas calentando.

Él en cuanto nos vio dejo la pelota y vino corriendo hasta nosotros.

– Hola pequeñajo, ¿qué tal?– preguntó Gavi.

– Guay.– murmuró.

– ¿Estás nervioso? Juegas contra el Madrid.– dije mirándole.

Mi hermano negó con la cabeza y después me miró.

Sonreí y le coloqué un poco el pelo.

– Por cierto, tata, ¿puedo irme contigo esta noche?–preguntó.

Lo miré fijamente y luego le agarré de los hombros.

– Pues claro que sí Lucas.

Mi hermano sonrió y entonces después de hablar con Gavi entre susurros se marchó corriendo para volver al calentamiento.

– ¿De qué cuchicheabais?– pregunté.

– Ada, son cosas de hombres, no seas chismosa.

Abrí la boca totalmente sorprendida y lo miré fijamente.

– Por cierto, estás preciosa.

Sonreí y miré al frente intentando ponérselo un poco más difícil.

– ¿Vas a ignorarme?– preguntó.

Intenté aguantarme la sonrisa.

– ¡Ada!

Abrí los ojos al escucharle subir el tono.

La gente empezó a mirarle.

– ¡¿Vas a ignorarme ahora?!

– Gavi.– murmuré.

– ¡Con todo lo que hemos vivido!

Me abalancé contra él y puse una de mis manos en su boca, tapándosela al instante.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora