XXIX

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Lucas había venido durante el fin de semana para poder aprovecharlo con nosotros, así que tampoco me extrañó que lo primero que había hecho nada más llegar era ir al jardín que teníamos en casa y ponerse a jugar a fútbol con Gavi.

Me asomé apoyándome en la puerta del jardín y los miré mientras Gavi le daba consejos para jugar. Mi hermano los seguía todos al pie de la letra. Me encantaba saber que le tenía como ídolo y además como figura paterna.

Era consciente de que Lucas había empezado a hacer caso a Gavi en casi todo lo que le mandaba. Y donde iba Pablo, iba él.

Vi a Gavi mirarme con una sonrisa y después me hizo un gesto para que me acercarse a ellos.

Sonreí y me acerqué a ellos.

– ¿Quieres jugar, Ada?

Asentí y tras quitarles el balón lo dejé en el suelo y empecé a correr hacia la otra portería mientras le daba patadas.

Sentí a mi hermano correr detrás de mí y me reí.

Después me agarraron de la camiseta y tiraron hacia atrás.

Lucas llegó hasta la pelota y sentí los brazos de Gavi envolverme en un abrazo.

– Cariño eso no vale. Tarjeta amarilla.

Escuché su risita y entonces me giró acariciándome la cara.

– ¿Por guapo?

– Exacto. Tarjeta amarilla por guapo.

Esbozó una sonrisita y entonces salió corriendo hasta Lucas, quien corría tras la pelota.

Los miré y entonces vi a Lucas caerse.

Al principio me preocupé, pero cuando lo vi levantarse tronchándose de risa, sonreí.

Gavi se había acercado para limpiarle la suciedad de las rodillas.

Me acerqué sonriendo.

– ¿Estás bien Lucas?

– Sí, solo ha sido un tropiezo.– murmuró.

– Ten cuidado cuando el césped esté mojado.– indicó Gavi mientras le seguía limpiando.– Intenta pisar fuerte siempre ¿vale?

Mi hermano asintió y tras limpiarle, Gavi se puso de portero y mi hermano se colocó en la zona de penalti.

Chutó y entonces marcó gol por la escuadra celebrándolo haciendo una "A" mientras se acercaba a mí y me abrazaba.

– ¿Vais a venir al partido que tengo el lunes?– preguntó mirándome.

– Por supuesto. No pienso perdérmelo por nada del mundo. Y menos si me dedicas goles.– dije sonriendo y peinándole.

– ¿Y Gavi?

– También irá. Eres su aprendiz.

Gavi llegó hasta nosotros y mi hermano tras quitarle la pelota se fue a tirar a portería.

– ¿Estás bien?– preguntó Gavi sentándose a mi lado.

– Lo noto contento.– respondí mirando a mi hermano.

– Creo que necesitaba un pequeño cambio.– dijo Gavi.

Asentí totalmente de acuerdo.

Lucas había pasado por mucho siendo tan pequeño.

Sabía que todo lo que había vivido iba a dejarle marca y que puede que en algunos casos le ayudase a ser mejor persona de lo que ya era.

Aunque mientras yo siguiera viva iba a tenerle bajo raya. No iba a permitir que se desviase por algún camino que no fuera bueno para él.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora