Irme de casa con un niño de cinco años no había sido fácil, y más cuando iba a quedarme en casa de Gavi.
Lucas subió las escaleras observándolo todo.
– Lucas, deja de tocar eso.
– Déjalo, es un jarrón viejo que puse ahí como decoración.
Miré a Gavi y después vi a Lucas ir al jardín.
Lo seguí y me acerqué a Lucas.
– ¿Mamá no va a enfadarse?
Solté un suspiro.
– Sí, Lucas, va a enfadarse. Mucho. Pero sabes que esto lo hacemos por nuestro bien.
Me miró fijamente y después se sentó en el césped.
Me apoyé en una mesa que había y miré el cielo.
– ¿Quieres que os tome en serio?
Me giré viendo a Gavi llegar con un vaso de agua.
– Es solo hasta que entienda que Lucas es su hijo. No tuyo.
Lo miré fijamente y asentí.
– Gracias.
– No me las des.
Miré a Lucas, que estaba observando todo a su alrededor.
– Ve a cambiarte, yo me encargo de él hasta que termines.
Asentí y fui a la habitación, cogí ropa limpia y después de darme una ducha y vestirme, bajé yendo a la cocina.
– ¿Para qué sirve esto?
Me escondí y vi a Lucas subido en una silla y a Gavi a su lado, cocinando algo.
– Esto es una espátula, la tienes que usar para no quemarte.
– ¿Y eso?
– Eso es un colador, ahí hechas la comida y si tiene agua, se sale por los agujeritos.
Sonreí y entré en la cocina.
– Ada, ¿tú usas la espátula para no quemarte?– preguntó Lucas mirándome.
– Pues claro enano, si te quemas te haces pupa.
Él asintió y después estuvo mirando lo que hacia Gavi, embelesado.
Me asomé y vi a Gavi cortar una cebolla a una rapidez increíble.
Decidí dejarle a él en la cocina y después fui a poner la mesa, pero entonces sonó mi móvil.
Lo cogí viendo que la que llamaba era mi madre.
Iba a dejar que sonase pero entonces Gavi llegó para arrebatarme el móvil de las manos.
Lo perseguí para poder recuperar mi móvil.
Entonces le vi hablar y solté un suspiro.
No tardó mucho en colgar y entonces se giró mirándome y me devolvió el móvil.
– ¿Qué ha dicho?
– Que eres una irresponsable.
Lo miré fijamente y después se acercó a mí.
– Deja que diga lo que quiera, al final acabará dándose cuenta de que lo está haciendo mal.
– ¿Cuando? Ella nunca se da cuenta de lo que hace mal. Solo ve los fallos de los demás.
Me acarició los hombros y me miró fijamente.
– Tiempo al tiempo, Ada.
Lo miré y asentí aún no muy convencida.
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Ficção AdolescenteAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.