Después del nacimiento de Aleix estuvimos unos meses en casa, cuidando de él, de Lucas y de un caniche marrón oscuro que Gavi y Lucas se habían encontrado un día después del entrenamiento de Lucas.
Lo habían llevado al veterinario y resultaba que era una hembra, así que lo único que hicieron fue adoptarlo y después llegaron a casa con él.
Canela era un amor, me seguía a todas partes y siempre que Aleix lloraba, ladraba para hacérmelo saber.
Después de esos meses de confort, Gavi y yo nos atrevimos a irnos de viaje de Luna de Miel atrasado y dejamos a mi hermano y a Aleix con los padres de Gavi.
Estuvimos en Milán viendo la Catedral y el Teatro, después fuimos a Paris y pusimos un candado en el puente por no hablar del buen uso que le dimos a la habitación, luego fuimos a Roma a comernos una buena pizza y unos buenos tagliatelle y por último fuimos a Canarias, estuvimos allí tomando el sol y pasando tiempo con Pedri, Sara y su familia.
A la vuelta todo volvió a la normalidad.
Gavi entrenaba y yo seguía estudiando mientras cuidaba de Aleix. Por las tardes si Gavi no entrenaba, llevaba a mi hermano a La Masía y se quedaba allí viéndole jugar hasta que acababa y volvían a casa.
Siendo sincera me hacía muy feliz ver lo bien que se llevaban y nunca iba a poder agradecerle a Gavi lo mucho que cuidaba de él.
Ver a alguien más cuidar de mi hermano era algo nuevo para mí, porque siempre había sido responsabilidad mía, y ahora ver a Gavi ejerciendo de tutor cuando ni siquiera era su obligación me encogía el corazón.
Lucas solía ejercer de hermano mayor de Aleix y no podía hacerlo mejor.
Siempre quería estar presente cuando le dábamos de comer, lo bañábamos y cuando le cambiábamos el pañal.Siendo sincera si me hubieran dicho algo de esto hace dos años atrás igual me habría reído en su cara y luego le habría mandado a la mierda.
Pero a veces eso es lo que hace que las cosas sean más emocionantes.
La vida está llena de sorpresas y oportunidades.
Y aunque esto no fue lo que yo tenía planeado no me arrepentía.
Porque era yo la que había elegido arriesgarme. Experimentar.
Y aquel día mientras íbamos todos en el coche después de comer en casa de los padres de Gavi y con "The Reason" de Hoobastank supe que a pesar de todo el amor no era tan malo.
"I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
And the reason is you"Antes solía pensar que el amor no merecía la pena, que todo lo que dabas por alguien acababa convirtiéndose en tiempo perdido, malgastado. Que era algo que nos pintaba de color de rosa en esos típicos libros románticos y en las películas de Hollywood para que las adolescentes las vieran y así darles dinero para seguir con esas franquicias, pero me equivoqué.
El amor existe. Es bonito, frágil, pero bonito. Y hay que cuidarlo para mantenerlo.
Hay gente que no está preparada para ese compromiso y es muy triste, porque cuando te enamoras lo ves todo desde otra perspectiva, de otro color.
Es ese sitio seguro al que ir cuando sientes que todo lo demás se desmorona, y que bonito es sentirse querido y protegido cuando viene de alguien a quien amas.
Porque hay que saber buscar a quien lo haga, asumir ese compromiso y saber hacerlo, que no es fácil.
Gavi tenía razón aquel día.
Quien no ama se muere de tristeza. Y yo antes de él, lo estaba.
Llegó a mi vida como un huracán removiendo todo a su paso y en cierta manera, lo arregló todo.
Y si pudiera volver al pasado y me dieran la oportunidad de hacerlo, lo haría de nuevo y con los ojos vendados incluso.
Porque cuando es correspondido merece la pena. Siempre.
Éramos jovenes todavía, pero sabía que a su lado íbamos a poder contra todo lo que se nos viniera encima.
Que lucharíamos juntos contra el problema y si no funcionaba, al menos sabría que fue porque ya no pudimos más.
– Ada, ¿puedo comerme una barrita de chocolate ahora?– preguntó Lucas.
Me giré un poco en el asiento y lo miré sonriendo.
– Vale. Pero no te acostumbres a ello.
Lucas asintió y después miré a Aleix, que iba totalmente dormido en su sillita.
Gavi llevó una de sus manos a mi muslo y entonces lo miré sonriendo.
– ¿Tienes hambre?– preguntó.
– Mucha.– admití.
Ambos nos miramos con una sonrisa en la cara.
– ¿Quieres cenar algo en especial?– preguntó.
– Raviolis.– ideé.
Le vi sonreír con la vista fija en la carretera y después empezó a asentir varias veces.
– Lo que mi mujer quiera.
Sonreí como una tonta y entonces acaricié su mano que aún seguía sobre mi muslo.
No tardamos en llegar a casa y estuvimos toda la tarde con Aleix, ayudando a Lucas con los deberes y viendo películas.
Después subí para bañar a Lucas y a Aleix y tras ponerles el pijama los llevé a sus camas.
Le leí el cuento a Lucas y después acuné a Aleix hasta que se quedó dormido.
Cuando salí de la habitación de Aleix bajé las escaleras para ir al salón y sonreí al encontrarme a Gavi apartando la silla que había en la mesa para que me sentara.
Había puesto velas y manteles y olía a pasta.
Me acerqué con una sonrisa y entonces agarré la mano que me ofrecía.
– Raviolis para el amor de mi vida.
– Gracias cielo.
– Feliz noveno mes de casados, cariño.
Agarré su cara y besé sus labios.
Lo tenía muy claro, que viniera lo que tuviera que venir.
Porque con él era capaz de cualquier cosa.
Y que vinieran las que vinieran, porque con él me sentía la única mujer en el mundo.
Y por muy egoísta que sonase, me alegraba.
Y por una vez en la vida, podría apostar mi vida.
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C'est finiii 😭😭
Gracias a vosotros por seguir aquí, ya os he dicho que sin vosotros todo esto no sería posible.
Os amo ❤️
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Roman pour AdolescentsAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.