⚠️ Contenido Explícito
Me tumbé boca arriba y miré el techo fijamente.
Me había quedado ensimismada hasta que le sentí moverse y ponerse a mi lado y boca arriba.
– ¿No te parece que la fama agota?– preguntó.
Aparté la mirada del techo y lo miré fijamente.
– Es decir, estoy encantado de que la gente me apoye, pero no puedo ni sacarme un moco sin que me critiquen por la manera en la que lo he hecho.– murmuró.– Todo eso desaparece cuando te tengo aquí, conmigo. Al principio pensé que ibas a aprovecharte de mí, y resulta que el que lo ha hecho he sido yo, porque te quiero y te tengo aquí para evadirme de mi vida de fama y críticas.
Le di una pequeña sonrisita y entonces me agarró la mano que se encontraba en mi estómago apoyada.
– ¿Crees que he hecho mal en usarte para vivir feliz?
Tragué saliva y negué con la cabeza.
Iba a hablar pero entonces sentí una de sus manos bajar por mi estómago y quedarse al borde de la costura del vestido.
– Porque sinceramente eres mejor que todos esos ceros que tengo en la cuenta bancaria, Ada.– murmuró mientras me levantaba el vestido con cuidado.
Ahogué un gemido cuando metió su mano en mi ropa interior y entonces solté un suspiro cuando hundió dos de sus dedos en mi interior.
– M-Me alegra saber eso.– solté soltando todo el aire y volviendo a inspirar profundamente.
Sabía que estaba sonriendo, pero no pensaba girar la cabeza para comprobarlo. Me daba demasiada vergüenza.
– ¿Estás bien? Te noto tensa.– susurró cerca de mi oído.
Asentí con la cabeza mientras le sentía abrir sus dedos en tijeras.
– No te escucho, cariño.– insistió.
– S-sí... Joder.
Soltó una carcajada e introdujo un tercer dedo y los movió suavemente.
– Déjame besarte, Ada.
Asentí repetidas veces y entonces acercó su cara a la mía y pegó sus labios a los míos.
Sacó la mano y entonces me agarró para que me sentase encima suya y siguió besándome desesperadamente.
Llevé mis manos a sus hombros y él me agarró de la nuca para poder profundizarlo.
Me mordió el labio y después llevó sus manos a la cremallera del vestido y la bajó ágilmente.
Me lo quitó y me levanté un poco para que terminase de bajarlo y tirarlo al suelo.
Sentí sus manos acariciar toda mi espalda y entonces dejó mis labios.
Nos miramos fijamente y entonces sonreí.
Después en un movimiento rápido me colocó debajo de él y empezó a besar mi cuello y mis hombros mientras desabrochaba el sujetador.
Luego bajó a mis tetas y paseó su lengua por mi vientre, hasta que se hundió en mi intimidad.
Solté un gemido y mis manos fueron directamente a su pelo para agarrarlo y tirar de él a la vez que soltaba gemidos.
Después se incorporó y se deshizo de su ropa también.
Luego volvió a colocarse encima y entonces entró en mí.
Gemí y llevó su cara a mi clavícula mientras se movía, lentamente.
Enganché mis piernas alrededor de su cintura y llevé mis manos a su espalda.
Le sentí besar mi cuello y solté un quejido mientras clavaba las uñas en su espalda.
La cama crujía bajo nosotros, aunque no parecía importarnos.
– Te quiero, Ada.– susurró.
Miré su cara iluminada por la tenue luz de la noche y la acaricié suavemente.
– ¿Me quieres?
– Te amo.– corrigió.– Y te necesito, princesa.
Siguió moviéndose, esta vez acelerando el ritmo.
Agarró el cabecero y siguió embistiéndome.
Yo volví a gemir y entonces me besó haciendo que me tensase y llegara al clímax.
Unos segundos después llegó él y se dejó caer sobre mi cuerpo.
Tragué saliva y acaricié su pelo sudado con cuidado.
Entonces le sentí acariciar mis piernas con mimo.
– ¿Crees que soy débil?
Lo miré fijamente.
– No. Has aguantado el peso de la fama tú solo, a esta edad. No te dejas hundir por nadie y estás aquí, enmendando el error que cometiste. Sinceramente, me pareces la persona más valiente que he conocido.– admití.
– Para mí la persona más valiente eres tú.– dijo.
Sonreí.
Era valiente, porque las circunstancias me habían hecho serlo.
Pero él lo era por instinto e inercia.
– Tu madre se sentiría orgullosa de ti.– dijo mirándome.
Tras decirme aquello sentí que se me humedecían los ojos.
Mi madre antes de volverse así era la persona más valiente del mundo.
Había cargado con dos hijos a sus hombros y se había sacrificado siempre por tenernos como merecíamos.
Hasta que se consumió. El esfuerzo acabó con ella.
Y siendo sincera me daba miedo que a Gavi le pasara lo mismo.
Que la fama le consumiera y tomase decisiones que podían costarle caras.
Era obvio que iba a quedarme para impedir eso, pero no siempre podíamos ayudar a todo el mundo.
– Admiraba a mi madre, y de pequeña quería ser como ella. Trabajar en un sitio que me gustase, ganar dinero y mantener a la familia que tanto me había costado tener. Pero en estos últimos años la perdí. La gente pensará que la perdí el día del funeral, pero no, yo la había perdido mucho antes. Y toda esa admiración que sentía por ella se transformó en miedo.
– Tú nunca tuviste la culpa de las decisiones que tomó. No podías hacer nada.
– Sí que pude. Pero no me di cuenta.
– Eras pequeña, Ada.
Me encogí de hombros y me limpié las lágrimas que resbalaban por mi cara.
– Yo he aprendido a ser mayor desde bien pequeña.
– Lo sé.
Acaricié su espalda durante un rato mientras miraba el techo fijamente.
Desconozco el tiempo que estuve allí quieta acariciando su espalda, pero sé que cuando dejé de pensar y de culparme me había quedado sola.
Gavi respiraba profundamente y sonreí.
Parecía un niño pequeño. Estaba acurrucado a mí.
Agarré las sábanas y nos arropé.
Le sentí moverse un poco y entonces me abrazó como si fuera un koala.
Después cerré los ojos y entonces acabé quedándome dormida casi al instante.
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Que bonito todo jo 🥹
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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi
Genç KurguAda no cree en los cuentos de hadas, ni de princesas aunque puede que no lo tenga fácil cuando se encuentra con Pablo Gavi.