XL

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Gavi y yo habíamos hablado de irnos a Roma unos días para aprovechar que le daban las vacaciones.

Lucas no había querido acompañarnos, así que nos habíamos ido solos.

El primer día nos habíamos dedicado a hacer turismo y petar las galerías de fotos.

Después al llegar por la noche fuimos a comprar una botella de vino y nos la acabamos ventilando.

Aquella mañana me levanté corriendo y entonces fui al baño a vomitar.

Gavi llegó hasta mí y entonces agarró mi pelo y acarició mi espalda intentando reconfortarme.

– Recuérdame que no vuelva a beber más vino.– murmuré incorporándome.

– Ya está cielo, no pasa nada.– dijo.

Me lavé los dientes y después me fui hasta la cama para sentarme.

– ¿Qué quieres que hagamos hoy?– preguntó.

– No lo sé. Podemos ir a comer.– murmuré.

– Me parece correcto.

Le di una sonrisa y tras ducharme me vestí y salimos agarrados de la mano.

En el camino nos encontramos a periodistas siguiéndonos y tuvimos que echar a correr para despistarlos.

Cuando conseguimos dejarlos atrás entramos en un restaurante y nos sentamos para comer.

Decidimos pedirnos pasta y lasaña.

Después a Gavi se le antojó un helado y caminamos por las calles de Roma tranquilamente.

En una pequeña plaza vimos a unos niños pequeños jugando con el balón y Gavi se unió a ellos como otro niño que era.

Me senté en un banco a verle jugar con los niños y sonreí.

Gavi se dedicaba a enseñarles cosas a los niños y estos aplaudían la mar de emocionados.

No sé cuanto tiempo estuvimos allí, pero al volver al hotel Gavi se acercó a mí por detrás.

– Roma te sienta bien, nena.– murmuró en un tono grave.

Sonreí sintiendo un escalofrío al escucharlo hablar en mi oído.

– Voy a bajar a buscar algunos snacks, ahora subo.– murmuré sonriendo.

Fui a la máquina expendedora y después salí del hotel en busca de una farmacia.

Al encontrarla entré y fui hasta la sección que buscaba.

Compré todo lo que necesitaba y volví al hotel.

Cuando llegué Gavi estaba en la cama semidesnudo y lo miré sonriendo.

Le tiré la bolsa de los snacks y después entré al baño.

Abrí la caja y solté un suspiro al ver el test de embarazo.

Cuando lo hice, lo dejé sobre el lavabo y entonces me senté a esperar.

Gavi tocó a la puerta unos minutos después y entonces me puse nerviosa.

– Estoy limpiándome la cara.– solté.

Cuando pasaron diez minutos vi el test y entonces sentí que me mareaba.

"¿Como se lo explico a Gavi ahora?"

Salí del baño y entonces lo miré fijamente.

Cuando sus ojos se encontraron con los míos me eché a llorar.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒 +18 | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora