Meine bien-aimé young gentleman [SasuNaru]

Ⅴ

The waters that seem calm are the deepest

Pater noster, qui es in cælis, sanctificetur nomen tuum.

Adveniat regnum tuum.​

Fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.

Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra.

Sicut et nos dimittimus debitoribus nostris.

Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo.

Amen.

St. Paul's Cathedral, London.

La catedral de San Pablo era una de las más grandes e importantes de Inglaterra, había acontecido muchos momentos memorables e importantes.

El color desgastado de las piedras grises coincidía con el entorno lúgubre de la ciudad oscura, la época no era la más alentadora pero su elegancia y ambiente conservador era algo admirado por la más alta clase; desde ciudadanos hasta extranjeros que se maravillaban con su extravagancia.

Sasuke al menos podía prescindir de ello y admitirlo.

Incluso sus incivilizados sirvientes e incultos guardias podían maravillarse con su majestuosidad y esplendor.

Una verdadera cúpula gigante estaba en una de las cimas y los pilares eran grandes y resistentes. Los árboles a su alrededor estaban secos y las ramas desnudas, si había pocas hojas estas ya estaban marrones y caían al mínimo soplo del viento, los pasto u arbustos no eran mejores.

Pero extrañamente iba bien para una época así; Oscura, tétrica, elegante, sombría, refinada, excéntrica, puritana y culta.

Al poner un pie adentro se percata de que, al contrario del exterior, el lugar estaba intacto; Lejos del cobre marrón de las tuercas, pernos, engranajes y máquinas de vapor.

Las pinturas remontadas a épocas pasadas estaban bien conservadas a pesar del pasar de los años. El decorado dorado de su interior lo hacía resaltar de entre todas las demás catedrales existentes.

Un color denigrante para sus ojos, acostumbrados a la bella simpleza.

El interior era aterradoramente amplio y grande, daba ese sentimiento de que, si ocurriera algo, ese gran peso podría caer sobre él y no quedaría nada que hiciera ver que estuviera allí.

En el fondo residía puesta una gran y majestuosa cruz dentro de una bien arreglada glorieta dorada, rodeada de velas prendidas y para darle ese aire solemne en el interior un vitral de colores llamativos.

"Tu padre ha enviado una carta, desea que vayas a revisar el lugar. La fecha está cerca."

El solo recuerdo del aviso por parte de Jugo quería darle dolor de cabeza, pero no podía hacer nada, ya estaba aquí.

—Es decente,— se atreve a decir en voz baja, si llegará a casarse al menos tiene que tener buen gusto.

Con paso tranquilo se abría paso. Observando todo en cámara lenta y como muchos ojos posaban su hueca mirada en su cuerpo. Era tan asfixiante.

Entre toda esta aclamada catedral ver a alguien que extenuaba galantería pasar era sinónimo de educación. Todos demasiado interesados por alguien ajeno de quien hablar y escudriñar con la mirada al más mínimo error.