ⅩⅤⅠⅠ

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Ya es abril. Las semanas pasan rápido desde ese pequeño acercamiento con Sasuke, Naruto ha estado ocupado en la huerta. A veces recibiendo cartas de Sasuke sobre cualquier cosa y él las corresponde con gusto, siempre ansioso e impaciente de recibir otra.

A veces también ve a Sasuke venir a las misas de la catedral y envía dulces cada vez que puede para los niños, quienes ya se han encariñado del hombre y siempre esperan ansiosos a Karin, la mucama, y Jugo, el chofer que siempre les regala una sonrisa.

Iruka acepta cada pequeño obsequio, pero teme que los esté malcriando y encarecidamente confronta a los sirvientes del generoso caballero amigo de Naruto; pero, sin duda, desconfía de él y sus intenciones con su hijo.

Un día, mientras Naruto cosechaba en su huerta llega una carta.

Iruka la intercepta como la mayoría de veces y es quien le notifica entre gritos que es de Sasuke.

Naruto abandona el pico y la carroza y se apresura a recibirla. Iruka parece feliz cuando se la entrega, los niños y el trio de hermanos los miran desde el patio del orfanato.

—Parece que te has encariñado de él —comenta burlón su padre.

—¡Claro que no! Estoy esperando algo que me prometió. —Naruto muchas veces niega y afirma que es solo su imaginación. Y siempre dice lo mismo—: Solo somos buenos amigos.

Al escuchar las frases los niños se arremolinan a su alrededor, exigiendo saber que hay en la carta.

Naruto lee en voz alta:

"Naruto de Saint.

Un coche ira por ti dentro de 3 días. Estaré esperando en la mansión, podrás ver el laboratorio por unas horas.

Puedes aceptar el viaje, pero si lo deseas también puedes venir personalmente si no te agrada que Jūgo merodee por allí.

Sasuke von Fan."

—¡Es una invitación de Sasuke! —Udon grita con entusiasmo—. Te enseñara su laboratorio.

Era la promesa de enseñarle sus inventos. Sasuke realmente hablaba enserio.

Naruto esta emocionado.

—¡Iruka-papá, conoceré la ciudad principal! —anuncia con un grito demasiado alto.

Iruka lo felicita y los niños celebran arrojando pasto y flores, haciendo un baile y saltando de un lado a otro.

—¡Naruto, quiero ir!

—Hermano, por favor, llévanos.

Todos exigen, jalando su pantalón lleno de tierra y su camisa de tirantes, algunos se aferran a sus brazos sudorosos con pucheros y ojos de cachorrito.

—Lo siento chicos, pero no puedo llevarlos ahora... El lugar es grande y podrían perderse —Naruto se sienta en cuclillas y mira a todos—. Pero prometo que en el futuro podré llevarlos a todos.

—De verdad, ¿Lo prometes? —pregunta Chelsea mientras apretuja su muñeca de trapo—. ¿Lo dices en serio?

Naruto lleva su mano a su cabeza rubia con coletas y la acaricia, ella es la niña que más parece que quiere llorar ante la negativa.

—Lo prometo, porque yo, Naruto, jamás retrocedo ante mi palabra. Por qué ese es...

Mi promesa como caballero. —Corean todos al mismo tiempo, inquietamente a la par, ya memorizado la frase frecuente de su hermano mayor.

—Más vale que le pidas a ese Sasuke su ayuda. —Graig, desde atrás exclama con voz prepotente—. No le falles a Chelsea.

Naruto asiente ante su advertencia. Él era realmente un hermano devoto.

Meine bien-aimé young gentleman [SasuNaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora