Caminan por largos minutos, escuchando los quejidos del bebé hasta que llegan al orfanato.
Gaara se abre paso primero entre el portón y lo abre por Naruto con una mano mientras los sigue cubriendo, se apresuran a caminar por el pequeño patio y llegan a la puerta marrón. Suspiran aliviados ante la calidez del orfanato cuando ya están a salvo en su interior.
Se quitan rápidamente el saco, notando lo pesado y frío que está, y Gaara abandona el paraguas a un lado.
Apresuradamente ambos se adentran a los dormitorios y entran al cuarto de Naruto, sus pasos resuenan por todos los rincones.
Gaara se queda parado justo al lado del marco de la puerta.
—Naruto...
—Ten, apresúrate y entra en calor.
Naruto le da un cambio de ropa que había dejado antes en su visita pasada y lo manda a cambiarse en la otra habitación. En ninguna ocasión lo vio a los ojos o levantó la cabeza.
Gaara asiente dócil, sale del lugar y cierra la puerta detrás de él. Naruto hace lo mismo y desviste al bebé, notando lo helado y húmedo que se encuentra.
—Por favor, sobrevive, —pide una y otra vez, colocando mantas en una silla y acercándola a la chimenea. Su mirada brillaba y reza desde el fondo de su corazón—. Quédate aquí, bebé. No te muevas, vuelvo enseguida.
Naruto se apresura a sacar un baúl debajo de su cama, abriéndola y buscando sus ropas de cuando era niño. Encuentra un par lo suficientemente pequeñas y las deja en la cama, viendo de reojo que el bebé no se caiga.
Va por las mantas en la silla y las recoge, volviendo con el bebé y lo arropa ágilmente.
Gaara entra segundos después, acercándose a la chimenea para entrar en calor.
—¿Cómo se encuentra? —pregunta, acercándose a ambos.
—Creo... creo que ya está bien.
Naruto intuye que está mejor al ver como las mejillas del bebé toman un color rosáceo y su piel vuelve a tener un tono más cálido, alejando la palidez inicial con la que lo encontró.
—Naruto... ¿estás en casa?
La voz de Iruka detrás de la puerta los hace girar, Naruto asiente y le pide con la mirada que abra la puerta.
—Oh, Gaara, hola.
—Buenas noches, Iruka.
—¿Qué sucede? Sus pisadas se oyeron por todos lados, ¿ha ocurrido algo? —Iruka pregunta preocupado, mirando a ambos en busca de heridas—. ¿Porque sacaste el baúl?
Los chicos se miran entre sí un momento.
—¿Qué? —Iruka comienza a sentirse nervioso ante su silencio—. ¿Naruto?
—Bueno... no sé cómo explicarlo, pero...
En lugar de decir algo más, Naruto toma la mano de su padre y lo guía hacia su cama, llevándolo hasta la cabecera.
Iruka se queda congelado al ver a un bebé entre las almohadas, cubierto de muchas mantas delgadas de su hijo. Perplejo sigue mirando y se lleva una mano al pecho.
—Es... es... ¿De verdad-?
Iruka mira a ambos, sin poder procesar correctamente la situación. Naruto asiente cabizbajo, tocándose los dedos y sin poder mirar hacia arriba.
—Oh... Naruto —su padre se acerca y le da un abrazo, acurrucándolo protectoramente en su pecho, sabiendo perfectamente cómo se siente—. Naruto... está bien. Lo salvaste.
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Meine bien-aimé young gentleman [SasuNaru]
Roman d'amourTodo comenzó por una simple obligación universal para un príncipe soltero: Matrimonio. Y para conocer a su prometida tenia que viajar a Londres, la cuidad del vapor. Encontrarse con él, quien no estaba en los planes de boda, fue como cambiar de un...