Una noche (Completa)

Luna

Nadie sabía lo que estaba sucediendo.

Posiblemente, ningún humano imaginaba lo que pasaría en poco tiempo.

Casi todos habían completado su misión.

Los Einherjar permanecían inconscientes dentro de las habitaciones vigilados por sus propios captores.

Dos de ellos, se encontraban en la terraza de la cabaña.

-Esto me parece tan divertido. No creo poder contenerme - dijo el dios nórdico - Iré a ver a mi presa - dijo Loki a su acompañante el dios Seth - quiero estar ahí cuando despierte. Será un festín ver su rostro de sorpresa y sufrimiento - ¿No lo crees?

-Eres un enfermo, Loki - dijo el dios egipcio a su lado. Estaba cruzado de brazos, con el ceño fruncido y los ojos cerrados.

-¿Qué sucede? ¿No estás de humor para mis bromas? - comentó con picardía para después acercarse al oído del inmortal - Supongo que estás arrepentido de atacar a tu humano, querido Seth.

El egipcio movió su mano para alejarlo.
No respondió a la provocación pero eso era prueba suficiente para el nórdico. Lo conocía mejor que el mismo Seth se conocía a sí mismo.

-Bueno, será mejor que te acostumbres. Ya no hay vuelta atrás. En poco tiempo, esos humanos morirán definitivamente - Loki se alejó regresando a la habitación.

Seth abrió sus ojos y negaba con su cabeza. Desde el inicio sabía el resultado de sus acciones y mantenía el mismo odio hacia los humanos. Sin embargo, la preocupación del mortal seguía apareciendo.

-¡Demonios! - gritó con toda su furia. Incluso un poco de arena empezó a cubrir el lugar. Quería sacar de su mente las acciones de aquel científico.

Levantó su vista hacia la luna que resplandecía y cubría todo el Valahalla

- Solo falta uno y todo esto acabará- se dijo a si mismo tratando de despejar su mente en aquel paisaje frente a él.

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En otra parte, en la ciudad de los humanos dos figuras conversaban animadamente.

-Es una noche hermosa, sir - expresó el caballero inglés con amabilidad.

-Sí, Jack. Es hermosa - el semidios miraba el rostro del humano a su lado. Rápidamente apartó su vista - aunque sigo pensando que la de mí época era aún más hermosa - comentó el semidios sonriendo mientras trataba de disimular en pequeño sonrojo.

Jack tampoco lo veía. Había aprendido la variedad de emociones que Hércules manifestaba a su lado gracias a sus colores. Aunque siempre había uno que se mantenía firme, tenaz como su dueño. Eso lo hacía tan feliz que ya no podía verlo a la cara.

-Gracias por ofrecerse a ser mí compañero durante mí ronda de vigilancia, my dejar god - comentó el humano con alegría.

Por pedido de Brunilda y Adán, se decidieron que los Einherjar harían rondas para mantener monitoreada la ciudad y evitar posibles crímenes. Hoy era el turno de la asesino Jack The Ripper.

Unos segundos antes de salir, Hércules había llegado de visita. Sin decir mucho, el semidios aceptó a acompañarlo.

Los luchadores caminaban en aquellas calles mirando todo a su alrededor. Estaban en la zona inspirada en Londres de la época de Jack. Aunque predominaba la oscuridad,
la luna había sido su única acompañante durante todo ese tiempo.

El semidios y el mortal recorrieron las callejones, los restaurantes y sobre todo los techos de aquellos edificios antiguos. Hércules entendía las emociones del asesino. Aquella ciudad era como un cuento donde al llegar la noche podría convertirse en la peor pesadilla. Aún así, al día siguiente toda la vida rutinaria del Londres volvería a repetirse.