Último paso

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-Bien, ya debemos irnos - expresó el emperador Qin Shin Huang - Y usted, diosa, vendrá con nosotros. Supongo que no tiene un lugar dónde pasar la noche.

-Se lo agradezco - dijo aquella inmortal haciendo una reverencia.

-No es necesario, Diosa. Al menos es de los pocos inmortales que respetamos - dijo con confianza el emperador provocando la sonrisa de la japonesa.

Nadie se opuso. Eso le dió un gran alivio a la líder japonesa.

Durante el camino, aún pensaba en sus hermanos. Tsukuyomi, posiblemente, cargaría con los delitos de ambos.
Sabía que su hermano menor estaba en una delgada línea. Su ánimo se había deteriorado con los años y Susanoo representaba una gran fortaleza para él.

-"?Otro podría ocupar su lugar?" - reflexionó aún sintiendo la pena. Nadie podía reemplazarlo.

-Hemos llegado, my lady- expresó el asesino  más famoso de la humanidad. Llevaba aún en sus brazos al dios lunar y no se había alejado de la inmortal.

Al levantar la vista, la diosa vió que la mansión del Edén se encontraba en calma. Cuando todos llegaron, los einherjars y valkirias esperaban reunidos en la sala.

-Por favor, diosa Amaterasu- dijo la valkiria Göndul - permitanos tratar a su hermano.

La diosa aceptó su pedido. Rápidamente, Tsukuyomi y Leónidas fueron llevados.

Amaterasu estaba asombrada por la estética de aquella residencia. Le asombraba como en pequeños detalles había parte de cada uno de los humanos luchadores del Ragnarok. Desde los muebles hasta la decoración.

-Es un buen hogar - expresó el emperador a su lado como si leyera su mente.

-Puedo verlo, emperador Qin Shin Huang-san. Es admirable - comentó con una sonrisa.

-Saludos, Diosa Amaterasu - saludó la mayor de las valkirias.

-Oyasumi, Brunildha-san - respondió con formalidad.

-Me temo que debo hablar con usted de un tema delicado - la diosa asintió sabía con certeza de qué se trataba. Ya no podía postergarse más - Lamento la pérdida de su hermano, el dios Susanoo no Mikoto.

-Gracias, aunque conozco sus motivos y todo lo que han ocasionado tanto Susanoo-kun como Tsukuyomi, quisiera poder despedirme. ¿Es posible hacerlo y después llevar a cabo el juicio?

-Sí, es posible. Gran parte de los dioses han sido enjuiciados. Los humanos me han comentado lo sucedido y están dispuestos a esperar el tiempo necesario.

-Asi es - agregó el emperador - Todos ya hemos tenido suficiente.

-Arigato, Qin -san y Brunildha -san. Significa mucho que sean tan empáticos conmigo.

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En otra parte del gran salón, un humano había dejado al dios lunar en la cama. Se despidió de las valkirias y salió.

Alguien lo esperaba afuera.

Un movimiento brusco y ya estaba siendo acorralado por su ex-rival.

-Sabía que tenías algo en mente pero no imaginé que te atreverías a tanto - expresó con cierta molestia Hércules.

-My Dear God, era necesario. Moon God solo quería enfrentarme a mí - trató de alejarse. Hércules le dió  algo de espacio sin dejar de mirarlo fijamente. Sus pupilas heterocromáticas parecían evitarle la morada - Era cuestión de tiempo de saber sobre el paradero de Sir Leónidas.

Una noche (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora