Verdad

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Los dos veían desde la distancia cómo el cielo tomaba tonalidades rojizas.
El humano reconoció una paisaje infernal y dantesco que le resultaba familiar.
Aquello manifestaba un color que conocía bastante bien y que durante gran parte de su vida, le había dado placer:  la mezcla del miedo y la muerte.

-Seguramente esto te hace feliz, asesino - dijo el dios de la guerra junto al mortal.

Hace poco que habían llegado al camino que los conducía a la ciudad humana y ninguno tenía las fuerzas suficientes para seguir.

El humano había sido torturado por el dios que lo capturó. Mientras que el griego había cargado con ambos una gran distancia y a gran velocidad.

-Está equivocado, sir - respondió con caballerosidad el londinense. A pesar de su apariencia desaliñada y sus heridas, seguía manteniendo su modales tan arraigados que no podía evitarlo - yo soy un asesino, no me arrepiento de mis pecados y no espero empatía de su parte.

-¿Entonces por qué no te alejas de Hércules? No te mereces nada de él - gruñó el dios - No me engañas, humano, pero si te atreves a lastimar a Hércules yo....

-No lo haré, sir - contradijo el mortal. Jack había girado sobre sus pasos para acercarse y mirar fijamente al dios - lamento decirle que no puedo cumplir con su orden porque ya no tengo la necesidad de matar. Y eso, es gracias a dear god - dijo el mortal.

Ares seguía molesto. No toleraba al asesina. Para el dios que también había experimentado la sensación de felicidad que le otorgaba una victoria frente a un enemigo, el humano representaba la peor escoria de la humanidad.
Él había participado en una infinidad de de guerras cuya causa era el honor de su pueblo. Por eso, odiaba al asesino. Creía firmemente que el humano solo mataba por diversión, satisfacción y si propio beneficio. Pensaba que era incapaz de reconocer la voluntad humana por sobrevivir, la lucha del propio espíritu por lograr salvarse o trascender.

Los guerreros griegos eran conocidos por su valor heroico, porque para ellos era importante defender su hogar y ser recordados por las futuras generaciones. Era una forma de inmortalidad ante los hombres y ante los dioses.

-Yo... - balbuceaba el mortal - yo ...  también he querido que sir Hércules desistiera. Soy consciente de lo que soy, caballero. Pero, muy dejar go es demasiado terco cuando se lo propone.

Ares apartó la mirada hacia su amigo. Jack tenía razón y lo sabía. Cuando Hércules cree en algo, nadie podía hacerlo cambiar de opinión.

-Asesino - dijo con gravedad haciendo que el londinense lo mirara de nuevo - yo quería tu muerte. Tú debes morir, de no ser por la explosión, Seth y el mismo Hércules, solo lo habría salvado a él. Jamás me perdonaría si algo te sucedía - bufó.

Jack hizo una pequeña reverencia.
Ares miró con incredulidad el gesto. Hiciera lo hiciera, jamás confiaría en él. El dios se sentó dándole la espalda al humano.

El mortal suspiró ante tal actitud. Sin embargo cuando quiso disculparse, pudo sentir unas presencias acercarse a ellos.
Gracias al entrenamiento con sus hermanos había sido capaz de agudizar su sentidos.
Ahora ante la posible amenaza de los dioses, rápidamente tomó una postura de defensa. Si era necesario, distraería a los visitantes para ganar tiempo.

En ese instante una voz se hizo presente haciendo que tanto humano como el dios buscaran al dueño.

-¡¿Jack, eres tú?! - llamó la voz

El humano reconoció cerca de ellos la figura del luchador de sumo, Raiden Tamemon.

-Sir, Raiden - dijo al mismo tiempo que otros llegaban hasta ellos.

-Señor Jack, es bueno volver a verlo - dijo Brunildha - ¿Se encuentra herido?¿Cómo está mí hermano, Hércules? - comentó la guerrera mientras revisaba al mortal con una mirada.

-Estoy bien, Sir Ares nos salvó - respondió el humano.

Los recién llegados miraron hacia el dios griego con cierta desconfianza.

-Pronto hablaremos sobre lo sucedido, dios Ares. Ahora será mejor regresar a la mansión de los Einherjar.

-My lady, ¿los demás están a salvo? - el asunto había recordado que no era el único que había estado en aquella cabaña.
Si él había sido torturado, los demás también. Incluso podían haber sido afectados por la explosión.

-La mayoría está en camino a la mansión, señor Jack pero me temo que desconocemos el paradero de Leónidas y Okita Soji.

-Será mejor no perder tiempo, regresemos con los demás - agregó Raiden para luego tomar a Jack y continuar por el camino.

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Al mismo tiempo, Tesla y el resto de las valkirias habían montado una especie de hospital de emergencia en el primer piso de la habitación.

Nadie estaba tranquilo, la preocupación era demasiada.

Tesla revisaba la entrada constantemente para ver si aparecían sus hermanos o aquel dios egipcio. Quería creer que habían llegado a tiempo.

-Iré a ver de nuevo, quizás ahora estén cerca - dijo mientras caminaba nuevamente hacia la puerta.

Una vez en la entrada, pudo ver unas siluetas en el camino hacia la mansión. No estaba seguro. La distancia y la oscuridad le impedían saber con precisión si aquellos eran sus hermanos o dioses que estaban buscándolo.

Rápidamente regresó al interior de la mansión. Corrió hacía las escaleras sin hacer caso a los gritos de Eva y las valkirias que no entendían su reacción.

Una vez en el segundo piso, Tesla había llegado hasta su habitación. Entró y corrió hasta su armario para poder sacar un par de visores nocturnos. Lo utilizaba con frecuencia en sus experimentos y había dejado un par en la mansión.

En poco tiempo, Nikola había bajado para llegar nuevamente a la entrada con las gafas puestas.

Lo que vió lo alegró.

-¡Están aquí! - gritó con euforia el científico - ¡Han vuelto!. Debemos ayudarlos - dijo para salir corriendo hacia aquel grupo.

Las valkirias velozmente llegaron a la entrada para acompañarlo en busca de los humanos.

-Ellos han vuelto- susurró entre lágrimas la madre de la humanidad.

Eva se quedó recostada en la puerta viendo a sus hijos. Había intentado mantenerse fuerte, tranquila ante el relato de Nikola. Pero sentía un gran temor. 

Los dioses jamás los dejarían en paz. Esa era una verdad que todos debían aceptar.

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Una noche (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora