-Jack no voy a irme - dijo el semidios molesto a su acompañante.
Había perdido la cuenta de cuántas veces había rechazado regresar a su hogar. Todos los Einherjar se lo habían dicho pero pensó que Jack estaba de acuerdo con él.
-Sir, no creo que comprenda lo peligrosa que es la situación y lo inútil que es su estadía aqui.
Semidios y humano estaban hablando en una de las terrazas de la mansión.
La noche había cubierto todo el Valahalla y los mantenía a su resguardo.-¿Inútil? ¿Acaso crees que soy débil, Jack? - cuestionó con leve molestia - lo que pasó no volverá a suceder. Esos dioses nos tendieron una trampa.
-Sir, no se trata de eso. Usted es muy fuerte, conozco la fuerza de su espíritu y su terquedad pero todos los Einherjar estamos de acuerdo. My Sweet God, debemos quedarnos aquí y usted aún está recuperándose. Me temo que esté no es el mejor lugar para hacerlo.
-Jack... yo... - trató de repsonder
-Vayase, Sir... -dijo con seriedad el asesino -no me haga repetirlo otra vez
No quería... La verdad no quería que Sir Hércules estuviera a merced de la muerte otra vez y por su culpa.
El dios lunar aún estaba al acecho, podía sentirlo con total claridad.
Algo los mantenía unidos. La extraña sensación desde su encuentro no lo abandonaba.
Ese dios tendría la respuesta.
Buscaría al inmortal japonés por sus propios medios sin levantar sospechas.
Su propio instinto era una pista fiable. Casi podía sentir la presencia del inmortal.Jack ya lo había decidido. En ese momento vió como un leve tono de miedo apareció en el aura que envolvía al semidios.
No le agradaba.
-Está bien, Jack. Si es lo que deseas, me iré y no los molestaré - dijo Hércules con desgano.
Hércules no entendía el cambio en el humano. Solo podía notar la seriedad del pedido y eso lo dejaba intranquilo.
-Ten cuidado - dijo antes de marcharse y salir de la mansión ante la mirada heterocromática.
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-Oye, mocoso...¿te gustaría enfrentarme otra vez? - preguntó el samurái con total ingenuidad y un sonrisa desbordante.
El dios de los mares no quería desviar su mirada. Llevaba bastante tiempo a solas con él y su paciencia se había agotado.
Siempre se repetía la mismo.
-"¿De todos los candidatos, la escoria debía estar aquí?" - pensaba cada día el tirano de los mares.
Sasaki Kojiro no solo actuaba como si nada hubiera pasado. Ni el secreto, ni la explosión. Lo que más le molestaba era que aún estaba débil y quería enfrentarlo. Era uno de los mortales que más esencia había perdido.
Poseidón no tenía ninguna idea para frenar el ímpetu de su rival.
-Solo una vez... - insistía - estoy seguro que estás aburrido de quedarte aquí todo el tiempo - agregó el humano sin malicia.
-No pelearé contigo, escoria. Solo limitate a vigilarme - expresó mientras se recostaba en una de las paredes de su habitación.
Por pedido del samurái se le había permitido quedarse en su palacio, específicamente, en donde se encontraban las habitaciones principales.
La lucha verbal había acabado por agotarlo mentalmente así que sus ojos cedieron ante el cansancio.
Sasaki vió cada movimiento con atención. Sabía que estaba a punto de lograr su cometido. Antes de que el tirano de los mares pudiera notarlo, abrió las puertas de la habitación.
Con un andar suave y silencioso, caminó hasta estar frente al griego.
Debía ser cauteloso si quería lograr su objetivo o morir solo sería una parte del resultado.
Cuando estuvo a pocos centímetros, se arrodilló ante el inmortal. Con su mano izquierda tomó la mano de su rival que descansaba sobre el suelo. Con la otra, instantáneamente tomó el rostro del dios.
Poseidón despertó al contacto pero para su mala suerte, ya era demasiado tarde. El humano había acortado la distancia con un beso sobre sus labios.
El dios abrió sus ojos con sorpresa.
¿Cómo había podido acercarse tanto sin que pudiera notarlo?
¿Acaso se estaba volviendo más débil?
El espadachin ejerció más fuerza en su agarre. Obligando al dios a aferrarse a su cuerpo.
Poseídon luchaba con sus brazos en un intento de apartarlo. Sin embargo, su propio cuerpo se acoplaba en una voluntad incierta al cuerpo de Kojiro.
Poco tiempo después, la falta de aire hizo que Sasaki se alejara y le diera un breve instante para atacar.
Con su puño libre, el dios golpeó el rostro del japonés.
-Ah.... Ah...¿Que estás..... haciendo, escoria? - dijo agitado el griego - ¿Cómo .... te atreves a..?
-¿Besarte? - agregó el humano mientras tocaba la zona que recibió el golpe - supongo que quería probar de una vez el sabor de tus labios.
Poseídon quería atacarlo, quería borrar esa sonrisa que empezaba a formarse en su semblante pero aunque había tratado de ignorarlo, quería más.
-Vete, humano.... - ordenó con fiereza - vete de aquí ¡Maldita sea! - gritó con furia
Sasaki se estremeció. Esto no iba para nada bien pero con el tirano de los mares, sabía que nada era seguro para él.
-Me iré, mocoso - dijo levantándose sin mirar hacia atrás.
El dios vió como se alejaba, estaba conteniendo toda su ira contra el mortal. Esa osadía le habría costado la muerte a cualquiera.
Al llegar a la entrada, el humano se detuvo.
-Antes de irme, quiero que sepas algo... Dios de los mares ....
El inmortal desvió la mirada hacia el suelo. Le era tan difícil mantenerse calmado. Solo quería que todo esto acabara.
-Yo tengo sentimientos por ti - confesó el einherjar
Poseidón rápidamente levantó la vista. La silueta del samurái seguía dándole la espalda.
-Esperaré hasta que sea el momento en que volvamos a enfrentarnos y aclares tus pensamientos de una vez - expresó el mayor perdedor de la humanidad para después salir de la habitación.
El dios de los mares iba a explotar.
Nadie se había atrevido a tanto y a la vez, no le sorprendía.
Kojiro era el único.
Siempre había sido el único.
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Una noche (Completa)
Fanfic¿Qué sucedió después del Ragnarok? ¿Dioses y humanos podrán encontrar la paz? Algunas personas cambian antes situaciones problemáticas. ¿El amor es alguna de ellas? ¿O tal vez la muerte?