-¡Cómo me gusta este lugar! - gritó con todas sus fuerzas, al mismo tiempo, levantaba sus brazos hacia el cielo.
Estaba en una planicie en las afueras del Edén. Posiblemente era uno de los vestigios de su condición natural antes de que se cumplieran los deseos humanos. Era un enorme manto verde que cubría todo su entorno del color más puro que jamás había visto.
Tan diferente y tan similar.
Estaba solo, le encantaba salir y explorar todos los rincones del Valahalla desde que finalizó la batalla entre dioses y humanos.
Aunque los demás conocían su faceta despreocupada, sólo las personas más cercanas a él entendían la razón detrás de ella.
Había vivido en una época oscura.
Muerte, cuerpos en las calles, una epidemia mortal que azotaba a cada ciudad conocida por el hombre. Sin mencionar que debido a su profesión, no podía huir de esa realidad de cada día. Trabajó junto a otros médicos contra la plaga, la peste bubónica y perdió a una parte de su familia por ella .Una sensación amarga lo inundaba profundamente. Pese a sus conocimientos y su habilidad, no habia sido capaz de defender a sus propios seres queridos.
Los había perdido hace bastante tiempo y solo se reencontró con algunos durante su batalla. El humano recordó la miseria, la escasez de alimento y cómo su hogar fue perdiéndose poco a poco.
No era el único. Los demás Einherjar tenían su historia detrás pero aún el estaba tratando de convivir con la suya.
La oportunidad de vivir era algo preciado para él. Sobre todo porque podía vivir en paz .
A pesar de la amenaza de los dioses, el Einherjar mantenía la firme convicción de que cualquier existencia debía ser pacífica.
Humana o Divina.
Mortal o Inmortal.
Esas dicotomías no existían ante sus ojos.
El profeta se recostó sobre la planicie. Quería desconectarse de los problemas que mantenían alertas a todos en la ciudad.
Sabía el peligro que existía.
Pero hace algún tiempo algo lo mantenía intranquilo, su última visión le exigía que debía ir a ese lugar.A veces sus visiones podían mostrarse en sus sueños. Últimamente la figura de un dios se manifestaba en ellos.Nunca lo había visto, ni siquiera durante el Ragnarok.
En ese instante sintió una presión en todo su cuerpo, parecida a una descarga eléctrica. Alguien se había acercado a él.
-Al fin has llegado - dijo el humano sintiendo a la presencia detenerse a su lado- pero me temo que no sé cuál es su nombre, dios -expresó sin abrir sus ojos y acomodándose en el suelo.
- Tus visiones no son tan precisas como lo deseas, ¿verdad? - expresó en un tono ameno el dios para despues sentarse junto al humano.
-¿Debería defenderme o puedo intentar descansar?- preguntó con ironía el mortal.
-No cabe duda que no entiendes la situación en la que te encuentras - dijo en el mismo tono - de lo contrario ya habrías actuado.
Nostradamus intuyó el cambio en aquella voz. Era importante saber la identidad del dios junto a él, así que prestó atención a ella. Era una voz varonil pero sin ser extremadamente mayor. Tampoco notaba signos de formalidad, de ingenuidad o picardía como en el habla de dioses como Loki o Shiva, incluso como su hermano Raiden.
Era una combinación de confianza y de sabiduría. Seguramente era un dios relacionado con ello.
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Una noche (Completa)
Fanfic¿Qué sucedió después del Ragnarok? ¿Dioses y humanos podrán encontrar la paz? Algunas personas cambian antes situaciones problemáticas. ¿El amor es alguna de ellas? ¿O tal vez la muerte?