Una noche (Completa)

Oscuridad

Grigori Rasputín, el monje loco, había salido a hacer lo que mejor sabía.

Beber.

El alcohol siempre lo acompañó. Era un excelente bebedor pero la razón, no era la que todos esperaban.
Como todo hechicero, le encantaba adquirir conocimientos para sus hechizos.

Amaba las cualidades extraordinarias que ofrecía el alcohol para cualquier variedad de experimentos.

Luego de varias charlas con Nikola Tesla, sus hechizos se desarrollaron de manera indescriptible.

Su control por la oscuridad y el alcohol era la combinación perfecta para crear alucinaciones.

Esa misma tarde, había ido a beber con el emperador y el samurái. Estaban cerca de los límites del Edén.

Los tres distribuidos alrededor de aquella botella. Tuvo la grandiosa idea de competir con sus hermanos. Definitivamente, su curiosidad por el sake, sus efectos y su propia resistencia lo motivaron.

Nunca imaginó lo que sucedería. A su pesar, estaba muy por debajo de los orientales. Por primera vez, sintió que su fama de buen bebedor era una farsa.

-¡Esto es increíble! - exclamó delante de los demás mientras bebia de nuevo.

La sensación ardiente en su garganta y a la vez amarga era superior a cualquier otra bebida.

-ya deberíamos acabar - expresó sereno el emperador - Hades necesita hablar conmigo sobre los dioses - dijo Qin Shin Huang.

-Te refieres a los Hevnende Gurder- dijo Rasputín sin preocuparse

-Cree que están planeando algo más grave - Sin miró a sus acompañantes.

Kojiro asintió.

-Creo que tiene razón. Últimamente los secuestros han cesado - dijo el samurái - yo quiero regresar a la arena, tengo la intención de seguir entrenando. Supongo que lo dejaremos para otro día - expresó el samurai levantandose del suelo - Ven te acompañaré hasta la mansión.

Kojiro se pasó un brazo del ruso detrás de su cabeza.

-tranquilo, estoy borracho pero no inválido. Puedo regresar sin problemas - expresó Rasputín, quitando el brazo del espadachin - Ve, ve.. - dijo para marcharse rápidamente sin darle oportunidad al espadachin para refutar.

Estaba a mitad de camino. Era una especie de planicie, similar a un campo de cosecha.

-"En poco tiempo, se hará de noche. Aquí la oscuridad debe ser enorme" - pensó.

De pronto un leve mareo lo desestabilizó.

-Es bastante fuerte ese sake. Tendré que pedirles unas botellas a Kojiro- dijo en voz baja.

Levantó la mirada y pudo ver cómo están empezando el ocaso. Los rayos del sol eran cálidos en comparación a los de su país natal.

Cierta nostalgia le daba recordar su pasado .
La familia del zar, la revolución y sobre todo, la fama que había ganado como místico en los círculos sociales de Rusia.
Recordaba todo como si fuera ayer.

Una voz lo sacó de sus pensamientos.

-No debes mirar demasiado al sol - expresó el dios frente a él.

Nunca lo había visto. Su cabello largo oscuro y esos ojos dorados. Pese a su posición podía distinguirlos.
No sabía si era la bebida o los rayos del sol pero apenas distinguía la silueta a contraluz de aquel.

-Porque quedarás ciego - dijo con tono grave sin ser amenazante y respondiendo el dios.

Rasputin lo sabía. Ese dios seguramente tenía intenciones de enfrentarlo. Era una emboscada.

- Me temo que la luz no dura para siempre. Donde hay luz, hay oscuridad - comentó con una sonrisa confiado el humano.

Lentamente las sombras que empezaban a tomar lugar en el camino empezaron a acercarse a sus manos.

El dios egipcio miró al humano. Definitivamente era un idiota. No estaba en condiciones de pelear. Iba a ser demasiado sencillo. Con un movimiento rápido golpeó con su cetro el suelo.

Una grieta llegó hasta los pies del ruso. Apenas pudo esquivarlo, al parecer, el entrenamiento frente a Tesla había sido útil.

-De esa forma, no ganarás - comentó. Confiaba en su fuerza. Sabía que solo era cuestión de tiempo para tener una fuente inagotable de poder. Sin embargo, sus ojos empezaron a ver destellos de luz, lentamente perdía su vista.

-Eres demasiado confiado, humano. No olvides que estás luchando contra un dios - en ese instante, después de las palabras del dios todo oscureció.

Rasputín no podía ver. ¿Cómo? ¿Había sido el poder del dios?

Ra se acercó al humano. Ningún mortal o inmortal podía enfrentarlo.

-¿Qué me hiciste,? - dijo el monje loco.

-Ya te lo dije...... Si miras demasiado al sol. Te quedarás ciego -avanzó unos pasos - Ahora solo duerme - movió su cetro en dirección al mortal.

En ese preciso instante, Rasputin obedeció. Su cuerpo iba en contra de sus propias órdenes. Sus fuerzas desaparecían y se desvaneció sobre el suelo.

-"Es un dios formidable. Nadie podría contra él" - pensó antes de caer inconsciente.

El dios hizo otro movimiento con sus manos. Una especie de luz envolvió am mortal.
Unos segundos después ambos se encontraban en aquella habitación.
A su paso, todo rastro de luz se había esfumado. Reinaba la oscuridad.

-Veo que tampoco pudieron contigo - dijo Apolo detrás de él.

Llevaba entre sus brazos a Carelia, el perro que tenía el francotirador, que aún estaba inconsciente - realmente tu poder de creación es poderoso.

Sólo tres dioses conocían su secreto: Isis por su astuta estrategia hace mucho tiempo en Egipto.
Zeus por ser el líder de un panteón divino.
Y en último lugar, Apolo.
Ambos compartían y custodiaban el poder del sol.

El don de la creación le permitía que todo lo que nombrara adquiría la forma y se volvía real. Si alguien sabía su secreto podrían usarlo en su contra.
Así nació su mito.

"Al amanecer me llamo Khepri, al mediodía Ra y al atardecer Atum. Y entonces, el sol apareció por primera vez iluminando la oscuridad, se elevó sobre el horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse. "

- Es una pena que no participaras en el Ragnarok. Definitivamente hubiéramos tenido una victoria asegurada- comentó para luego marcharse el griego.

Sin embargo, para el egipcio era literalmente diferente.

Su poder era su condena.

-"Dónde hay luz, también hay oscuridad" - pensó recordando las palabras de Thot, dios de la sabiduría y, para bien o mal, en Budha y en el humano.
Los tres creían en lo mismo.