Encuentro forzado

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-Déjame ver si entendí - dijo mirando hacia arriba y apoyando un puño semi-cerrado sobre su mentón como si estuviera sosteniendo su cabeza - dices que los dioses querían destruirnos. Cada uno por motivos diferentes y que la mejor forma de hacerlo era secuestrar a quienes estaban menos "acompañados" para después robarles su poder.... - sentenció el luchador de sumo por cuarta vez.

Todos los presentes habían entendido la situación y un poco exasperados, miraban con molestia la repetitiva duda de su hermano japonés.

-Asi es - expresó el dios sentado frente a ellos.

Se encontraban en la habitación de la mansión. Todos, tanto humanos como valkirias, lo habían interrogado esperando que el inmortal les diera mayores detalles de lo sucedido.

Habían transcurrido poco más de una semana y la falta de conocimiento sobre el paradero de Leónidas hacia aumentar el malestar anímico.

Todos querían salvarlo. Todos querían castigar a los dioses.

-Nosotros estuvimos de acuerdo. Supongo que ya han atrapado o están vigilando a los demás culpables - comentó entrecruzando su brazos. No le hacía gracia ser cuestionado una y otra vez. Ese humano, Raiden, estaba agitando su paciencia ante la insistencia. Pero no juzgaba la rigurosidad de los humanos. Si alguien le hubiera hecho lo mismo que a ellos, atentar contra quienes  les importaba, quizás hubiera hecho lo mismo...... o peor.

Aunque los únicos que debían entrar en esa categoría era el panteón egipcio, específicamente sus hermanos y sobrino. No creyó que los defendería.

No tenía por qué hacerlo.

Sin darse cuenta, la imagen de Nikola se había hecho presente. Desde aquel día en que despertó, el científico no había vuelto. Ni siquiera lo había visto en la mansión o en el constante interrogatorio.

Ese humano estaba evitándolo seguramente.

-La mayoría ya están siendo interrogados y su castigo será decidido cuando encuentren a los restantes - dijo Brunildha junto a los mortales - no me agrada esperar. A ustedes tampoco, sin embargo, gran parte de los responsables pertenecen a altos puestos de la jerarquía divina. Los demás dioses no se lo tomarán a la ligera - sentenció mirando al dios.

Uno de los humanos, el emperador Qin Shin Huang dió un paso al frente.

-Aunque tú has ayudado a varios de mis hermanos a escapar e incluso destruiste el lugar donde estaban secuestrados.... -tomó un poco de aire para mirar fijamente al egipcio - no estás eximido de los cargos - sentenció con gravedad.

Seth se levantó  de su asiento. Los Einherjar miraban expectantes, intrigados por el futuro proceder del inmortal. El dios del desierto y la guerra rió por lo bajo.

-No tengo ninguna intención de evadir mí culpa. Mucho menos que alivien mí sentencia. Como saben yo tuve tanta participación como cualquiera de los demás - se sentó de nuevo pero levantando sus manos como gesto de despreocupación - así que pueden hacer lo que quieran.

-Bien, debo reconocerte que eres bastante honesto por no decir directo - dijo el emperador. Dió una vuelta para dirigirse a sus hermanos - Bien ha quedado claro lo que sucedió. Ya hemos tenido sufriente y hemos corroborado la veracidad de su versión con lo que nos dijeron Jack y Nikola - Seth al escuchar el nombre ladeó su cabeza.

- Todo tenía que recordarle a él - pensó internamente.

-¿Qué haremos con él? - interrogó Simo Haiya - Sabemos que no escapará

-Me quedaré aquí - interrumpió el dios mientras se maldecía a si mismo. No quería marcharse, al menos no hasta ver al científico. Así que debía esperar en la mansión. Era el único lugar al que sabía que regresaría.

Una noche (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora