Capítulo 8

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Alexis Moore

Estaba a nada de dormirme cuando escuché el sonido de un timbre, lo cual provocó que mi cabeza se levantara como un resorte. Al abrir los ojos me encontré con todos los estudiantes de mi clase de Teoría del Derecho, intenté peinarme un poco para que por lo menos no pareciera que me había dormido. Empecé a recoger mis cosas, y cuando me di la vuelta para salir de la clase, como no, me choqué con alguien, y al levantar la vista me encontré con Sean.

- Perdona- le dije con una pequeña sonrisa de disculpa.

- Tranquila, no debería haberme acercado tanto. Quería hablar contigo- dijo mientras caminaba a la par que yo.

- Dime.

- Dada la amabilidad al hablarme, supongo que recuerdas la conversación que tuvimos durante la fiesta.

- Claro, ¿Por qué no iba a acordarme?- pregunté.

- Tal vez, porque no es que estuvieras muy lúcida, que digamos.

- También es cierto- reconocí en voz baja- pero bueno, ¿de qué querías hablar?

- Vale, solo era eso, quería asegurarme de que te acordabas para que no volvieran esos malos rollos instantáneos que teníamos.

- ¿Solo querías preguntarme si me acordaba de la conversación?- cuestioné, incrédula.

- La verdad, sí, pero si lo dices en voz alta suena bastante más estúpido de lo que sonaba en mi cabeza.

Solté una risa, le di unos golpecitos en el hombro y avancé por el pasillo dejándolo atrás. Me dirigí hacia la siguiente clase: Historia del Derecho, lo que significaba que tendría otra hora más de siesta.

***

Estaba sentada en una de las mesas de la cafetería, sola, mientras mi mirada no se apartaba de Rose, que estaba hablando con unas chicas. Me hallaba tan concentrada en ella, que no me di cuenta cuando alguien se sentó delante de mí, hasta que pasó una mano por delante de mi cara, entonces aparté la vista y la posé en el dueño de esa mano, o en este caso, dueña.

- ¿Se puede saber a quién miras tan fijamente?- preguntó la pelirroja.

- A nadie, Beca. No te preocupes.

- Si me preocupo, casi ni pestañeabas, parecías una psicópata, sinceramente.

Entonces giró su cabeza hacia donde estaba antes mi mirada, y en su cara apareció una mueca de comprensión, que rápidamente se cambió a una de desconcierto.

- A ver, sé que Rose es muy guapa y todo eso, pero no es para mirarla de esa manera, eso primero, y segundo, yo pensaba que eras hetero, vaya porque lo aparentas.

- Beca, no la estoy mirando por eso, y sí, soy hetero.

- Entonces, si no la miras de esa manera porque te parece guapa, significa que hay drama, así que desembucha- dijo, mientras apoyaba sus codos encima de la mesa, y se acercaba más a mí. Y allí vi la oportunidad, si tenía que averiguar cosas sobre Rose, sin su apellido no avanzaría, así que rápidamente pensé en una excusa.

- Es que no me da muy buena espina, la verdad, ¿Sabes mucho sobre ella?- inquirí, mientras me ponía en la misma posición que ella.

- No sé mucho, lo básico: Rose Bellemore, 18 años, estudiante de farmacia. Y... se mudó aquí cuando tenía unos 13 años o así- dijo con indiferencia. Con eso ya tenía por dónde empezar.

- Bien, gracias.

- No es nada. Ahora, pasemos a los temas importantes, me he enterado de que Sean Bellemore te llevó a casa después de la fiesta.

Nuestro testigo, la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora