Capítulo 19

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Alexis Moore

- ¿Nos lo vas a contar ya o vas a seguir dejándonos con la intriga?

- Esperad un minuto.

Le sonreí a Sean que caminaba por el pasillo y abrí la puerta que daba a la habitación de Rose, para seguidamente coger a la susodicha y a Beca por el brazo y arrastrarlas dentro. Observé cómo Beca se sentaba en la cama en posición de indio y Rose se apoyaba en la mesa, cruzándose de brazos, las dos me escrutaban con la mirada, esperando que hablara.

- ¿Para qué nos has llamado?- preguntó Beca después de unos minutos al ver que no hablaba.

- Os tengo que contar algo- suspiré dejando caer mi peso en la puerta cerrada.

- ¿Qué ha pasado?- cuestionó Rose cautelosamente.

- No es un qué, es más un quién.

Vi cómo intercambiaban una mirada y volvieron a fijar sus ojos en mí, incitándome a seguir.

- Giovanni DeLuca- pronuncié casi en susurro que ellas llegaron a oír, lo supe por su reacción, Beca petrificada, y Rose con la vista perdida en algún punto de la habitación.

- ¿Te gusta?

Me encogí de hombros ante la pregunta de Beca, sin saber qué responder.

- Hay más de 300 hombres en la universidad, ya ni hablar del pueblo, y te pillas de uno de los más peligrosos. Irónico- mi amiga de la infancia se sujetó las sienes respirando profundamente.

Nos quedamos las tres en silencio, y por mi cabeza solo pasaba el adjetivo con el que Rose se había referido a Giovanni, peligroso.

- Mira- la pelirroja se acercó a mí-, no te vamos a juzgar ni te vamos a decir que te alejes, de hecho, te apoyamos. Sé muy bien lo que es querer a alguien a quien no deberías querer, y quiero estar para ti como no lo estuvieron para mí.

- Las dos estamos contigo. Lo único que te pedimos es que tengas cuidado- se acercó Rose.

- Eso no es muy alentador, la verdad- les di una sonrisa de boca cerrada y las abracé sintiendo como ellas me correspondían. De repente Beca se alejó de golpe mirándome con una sonrisa.

- Pero ya nos estás contando todo el cotilleo y el porqué ayer llegaste a las siete de la mañana a tu casa, después de trabajar.

- ¿Se puede saber cómo sabes tú eso?- pregunté divertida.

- Tu hermano se lo contó a Rose y ella a mí.

Miré a la nombrada incrédula.

- ¿Desde cuándo eres tan amiga de mi hermano?- moví las cejas de arriba a abajo.

- No somos tan amigos- movió la cabeza para otro lado intentando evitar mi mirada.

- Seguro, haré como que te creo.

- Oye, no es para fastidiar el momento ni nada parecido, pero eres consciente de que no hacía falta que nos llamaras para decirnos eso. Hay algo que se llama teléfono, en el cual clicas a un botón y nos llamas- levantó su teléfono agitándolo suavemente en el aire.

- Es que no solo os quería contar eso- abrí mi bolso y saqué el sobre con apariencia antigua y con un sello rojo en el medio-. También quería que vierais esto.

Lo sostuve en mi mano para que lo vieran, hasta que Beca decidió hacer la esperada pregunta.

- ¿Qué es eso?

- Una carta.

- Eso es lógico, pero ¿en serio aún hay gente que envía cartas? Sin contar al banco- se extrañó Beca.

Nuestro testigo, la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora