Alexis Moore
- ¿Aún nada?- preguntó Rosalie tirándose en su cama, justo a mi lado, con un bol a rebosar de palomitas. Suspiré.
- No. No se sabe nada de él, nadie lo ha visto, no lo ha captado ninguna cámara de seguridad, no ha utilizado ninguna tarjeta de crédito...
- Eres consciente de qué ahora mismo pareces una loca psicópata obsesionada con él, ¿verdad?- me interrumpió, haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en mi rostro- Lo único que te falta es decirme que has rastreado su teléfono para encontrar su ubicación exacta- no respondí- No lo has hecho...
- Lo tiene apagado, no me dejaba.
- ¡Lexi!- me dio un golpe en el brazo.
- ¿Qué quieres que haga? Estoy preocupadísima, necesito hablar con él e intentar aclarar toda esta situación. Además, no quiero que haga alguna tontería, cuando se cabrea es capaz de hacer cualquier cosa, y me da miedo que se ponga en peligro de alguna manera. Me da la sensación de que no se le da muy bien manejar situaciones bajo presión.
No me contestó, solo apoyó su cabeza en mi hombro haciendo que yo hiciera lo mismo, pasando un brazo por sus hombros.
- Los hombres dan asco, después nosotras somos las complicadas...
Reí ante ese comentario y negué con la cabeza.
- Más que los hombres, que también, yo diría que las relaciones en general. Cuesta aprender a querer a alguien de una manera romántica, y por no hablar de los obstáculos que siempre están ahí para intentar hundir todo lo que habéis conocido, y si no se maneja correctamente... pueden acabar con todo.
- Eso es lo más profundo que te he escuchado decir desde que nos conocemos- me sujetó de la mano, y me dio un apretón-. No sabes cuanto siento que tengas que pasar por todo esto.
Me encogí de hombros sin tener muy claro qué decir. Estuvimos un rato en silencio, solo viendo la serie que habíamos puesto hacía un rato, pero francamente, ninguna estaba prestándole mucha atención. Las dos estábamos metidas en nuestros pensamientos, cuando de repente escuchamos el timbre. Nos miramos confundidas.
- ¿Quién puede ser a esta hora?- cuestionó mirándome extrañada, sin esperar respuesta salió de la habitación para salir, dejándome sola y mirando la serie. Mi concentración no aguantó mucho cuando entró seguida de Beca.
Me acerqué, dándole un abrazo como saludo, y volví a mi posición inicial, mientras ellas se quedaban de pie, una apoyada en la puerta y la otra en la pared. Sentí como Rose me miraba un tanto incómoda y nerviosa, le hice una señal de que estaba todo bien y que se relajara.
- ¿He interrumpido algo? Porque si es así, me puedo ir y volver en un rato...
- No, no, solo estábamos hablando de... cosas- miré a Rose intentando ocultar la risa que amenazaba con salir ante lo que acababa de decir.
El ambiente estaba tan tenso que se podría cortar con un cuchillo, nos mirábamos entre nosotras de reojo, pero sin decir nada, hasta que decidí romper el hielo.
- Rose- la nombrada me miró mientras se rascaba la muñeca, hacía eso siempre que estaba inquieta-, lo sabe- ante su mirada interrogante continué-. Me refiero a lo de Giovanni, se lo he contado...
- ¿Tú lo sabías?- preguntaron a la vez, ambas señalándose con un dedo, provocando mi silenciosa risa.
- Viendo que Giovanni y yo ya nos relacionamos, y ni siquiera hablamos, no creo que sea peligroso que lo sepáis. Cuando estábamos... juntos, se podría decir, me podían relacionar con él, y a mí con vosotras, lo cual os pondría en el punto de mira. Espero que entendáis que no os lo dijera antes, y que no era porque no confiara en vosotras...

ESTÁS LEYENDO
Nuestro testigo, la Luna
Teen Fiction"Cuando abres el baúl de los recuerdos para sacudirlo, son los recuerdos los que terminan sacudiéndote a ti", Claudia Marcela Palacio Bueno. Siempre pensé que este tipo de frases eran tonterías, frases sentimentalistas que la gente utilizaba para g...