Alexis Moore
Estaba algo mareada, hacía un rato que no veía a nadie que conociera, todos estaban o en sus asuntos o en el agua, así que pensé que ya debería irme a casa, ¿el problema? No tenía ni idea de dónde estaba Beca. Recordaba vagamente el camino por el que fuimos para llegar al bosque, pero dudaba mucho de que pudiera volver caminando por ahí.
Estuve buscando durante unos 5 minutos a Beca, a sus amigos o a mi hermano, pero no estaban por ninguna parte, parecía que se los hubiera tragado la tierra, así que, sin encontrar ninguna otra opción, pensé que lo mejor sería llegar por lo menos a la carretera y si eso, llamaría a mi madre, ya que conociendo a Dylan, no escucharía ninguna de mis llamadas. Me alejé de la muchedumbre y avancé hacia el bosque, iba con pasos un poco torpes, pero estaba segura de que podía mantenerme en pie.
Llevaba un par de metros caminando cuando, en medio de la oscuridad, vi a una persona apoyada en un árbol, no tenía ni idea de quién era, lo único de lo que estaba segura, era de que fumaba, ya que veía la pequeña chispa de fuego. No sabía si me habría visto, pero me alejé un poco intentado que no me viera, mejor prevenir que curar, estaba a punto de pasar de largo, cuando la persona en cuestión se empezó a mover, y como reflejo, me quedé quieta para intentar pasar desapercibida: "Te esperas a que se vaya y ya, calma, ni que fuera un asesino en serie", me dije a mí misma. Vi levemente como empezaba a caminar, y volvía a parar: "Por amor a Cristo, ¿no se puede mover un poco más rápido?", iba a seguir quejándome mentalmente cuando escuché que hablaba:
- ¿En serio Lex, me crees tan ciego para no verte?- dijo el chico, su voz me sonaba de algo, pero no sabía de qué. Yo, por si acaso, me quedé quieta- Anda, haz el favor de dejar el espectáculo- dijo riendo. Entonces vi como sacaba algo de su bolsillo, y de repente me apuntaba con la linterna del móvil en toda la cara, lo cual me hizo cerrar los ojos y le dio el tiempo perfecto para acercarse a mí sin que me diera cuenta- Sabía que eras tú, mi instinto no falla.
- Bueno, chico equis, te agradecería que apartaras esa linterna de mi cara, a ver si así no me quedo ciega- dije, poniendo mi mano delante de mis ojos para no perjudicar mi ya deteriorada vista a causa de la miopía. Al fin, alejó la luz cegadora, y distinguí la cara de Sean, que tenía una sonrisa en la cara- Gracias- murmuré por lo bajo. Se instaló un silencio incómodo, para mí, ya que Sean estaba muy tranquilo- Bueno, yo me voy- y seguidamente me di la vuelta y continué con mi camino.
- No deberías ir así- dijo.
- ¿A qué te refieres con, así?- cuestioné.
- Primero, has bebido demasiado, se nota a leguas, y segundo, no llegarás a ningún sitio caminando, la carretera está bastante lejos para ir a pie.
- ¿Acaso te importa?
- Pues sí, porque si te pasa algo, me sentiré responsable por no haberte avisado.
- Pues ya lo has hecho, ya puedes tener tu moral tranquila- dije volviendo a caminar. Al no escuchar palabra alguna de su parte, pensé que me había librado, hasta que apareció a mi lado, y caminaba a la vez que yo. Pensaba que en algún momento pararía, pero al ver que no lo hacía, le puse la mano en el pecho para impedir que avanzara, y este me echó una mirada interrogativa- Vale, ¿esto de que va?
- No tengo ni idea de qué me hablas.
- Venga, deja ya el paripé.
- ¿De qué hablas?
- Ya sé que te caigo mal, aunque no entiendo por qué, pero deja de fingir que te preocupas porque ambos sabemos que no lo haces.
- Espera, frena, ¿por qué piensas que me caes mal?
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Nuestro testigo, la Luna
Novela Juvenil"Cuando abres el baúl de los recuerdos para sacudirlo, son los recuerdos los que terminan sacudiéndote a ti", Claudia Marcela Palacio Bueno. Siempre pensé que este tipo de frases eran tonterías, frases sentimentalistas que la gente utilizaba para g...