Capítulo 4: Nos necesitamos

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En una enorme y elegante oficina, sentada detrás de su escritorio de caoba, se encontraba una nerviosa castaña de ojos azules con las manos temblorosas observando su teléfono con duda.

Gary había llamado unos minutos antes informándole que Josie efectivamente había recibido el postre. Sin embargo, dado que conservaba su número telefónico, quiso mandarle un mensaje o hacerle una llamada usando aquello como excusa.

Dudó por unos minutos llegar a marcar, pues la manera en la que se habían despedido no había sido la mejor. No obstante, puso su esperanza en que el postre haya endulzado su carácter.

"Hola Jo. ¿Has recibido lo que te mandé?"  —escribió y, después de leerlo unas catorce veces, finalmente lo envió.

Se torció los dedos varias veces en espera de la respuesta de la castaña que, lamentablemente para Hope, nunca llegó.

Unas horas más tarde, a las cinco de la tarde para ser específicos, Hope ya había terminado sus deberes del día y ya se preparaba para irse a su casa.

Revisó por vigésima cuarta vez su teléfono e hizo una mueca al no ver lo que esperaba.

Un suave toque en su puerta la hizo levantar la mirada del aparato.

—¡pase!

Una cabellera castaña apareció por su puerta y sonrió para ella.

—pensé que ya se había marchado, señorita Mikaelson.

—estoy saliendo, en realidad. Pero, ¿qué necesitas?

Él se acercó a la ojiazul con su tablet en mano y una sonrisa nerviosa.

—aquí tengo los diseños del nuevo hotel y, déjeme decirle, que también tengo la ubicación perfecta. —El castaño habló animadamente mientras pasaba de una foto a otra en su tablet, mostrándole a Hope su trabajo.

La castaña tomó el aparato y se apoyó en su escritorio para observar mejor los diseños. Se impresionó mucho al ver los detalles y, lo mejor de todo, la ubicación frente al mar.

—wow —atinó a decir. El castaño asintió con su atención en la mujer esperando buenas noticias. —Dices que ya tienes la ubicación, ¿El lugar está en venta?

El chico no sabía si simplemente asentir o decirle la verdad, así que optó por lo mejor.

—convenceré al dueño  —dijo con total seguridad.

Hope sonrió y asintió.

—bien, entonces manos a la obra.

Le entregó la tablet al castaño, quien la recibió con entusiasmo, y tomó sus cosas.

—bien, Fausto, es hora de que me marche. ¿Hay algo más que quieras compartir conmigo?

El castaño negó inmediatamente.

—eso era todo, señorita Mikaelson. Solo debía tener su consentimiento para seguir con el proyecto.

La ojiazul frunció el ceño cuando una idea surgió en su mente.

—¿Sabes si tu hermano aún sigue en la textilera?

El chico se preguntó internamente para qué necesitaba a su hermano, no obstante se contuvo de formular dicha pregunta.

—Por lo que sé, él estará toda la noche en su oficina; tiene pendientes que terminar si quiere tener la semana libre después, para viajar con Lia.

Hope asintió con sabiendo lo que haría justo después de irse. Caminó hacia la puerta dejando al chico atrás, sin embargo, antes de salir se dirigió a él una última vez.

El Océano De Tus Ojos ~HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora