Capítulo 23: Llegó la hora

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Sé que me perdí un buen tiempo y lo lamento.

Ahora he vuelto, así que voy a hacer lo posible por que dure mi estadía.

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Hope

La mañana siguiente, al levantarme, fui directamente a mi cocina de donde venía un ruido fallidamente amortiguado. Me apoyé en el umbral de la puerta sin dejar que las dos chicas dentro me notaran.

Josie movía las caderas al ritmo de la música que se reproducía desde el estéreo y la pequeña Amelia sobre la encimera con sus piernas colgando del borde, viendo con una sonrisa a la mayor.

Aspiré el exquisito aroma del desayuno que Josie preparaba y cerré los ojos. En ese momento recordé la conversación del día anterior.

Abrí los ojos y miré directamente a la castaña mayor.

Su olor que emanaba de su cuerpo, el olor de su comida, el olor a hogar; eso era lo que su casa tenía que la mía no.

Sin embargo, ahora no puedo sentir celos de ese lugar nunca más.

—buenos días. Veo que son bastante madrugadoras —reí, caminando hacia ellas.

Josie sonrió y dejó de moverse.

—por favor —insté—, por mi no te detengas.

La castaña mayor negó sin borrar su sonrisa y siguió sirviendo el desayuno en los platos.

Me senté en el desayunador junto a Amelia en la encimera y la empujé juguetona.

—eres un cabrito —reí—. Anoche fue bastante difícil de mandarte a dormir.

Amelia se bajó de la encimera con dificultad aun con mi ayuda, y se sentó a mi lado en el desayunador.

—no quería dormir —respondió—, ahora que ya es de día, tendré que irme.

Apreté los labios y miré a Josie que miraba a la pequeña con pesar.

—ya hablamos de esto, bebé. —Josie se acercó—. Muy pronto estaremos juntas.

—lo sé, pero falta mucho —dijo con un puchero.

—el tiempo se va a ir de volada, ya lo verás —intenté animarla.

Ella sonrió forzada y empezó a comer. Josie y yo compartimos una mirada y luego se sentó a mi lado para comer también.

—no escuché a Sairah venir anoche —inicié la conversación.

—yo tampoco —respondió simplemente.

Suspiré viendo a Amelia mientras comía con lentitud.

—espero con ansias el momento en el que ustedes dos se queden aquí para siempre —susurré para que la pequeña no escuchara. Josie apretó mi mano que descansaba sobre mi regazo. Volteé a verla y me sonrió.

—yo también lo espero.

Mi teléfono sonó, por lo que tuve que levantarme del desayunador y fui a descolgarlo en la sala de estar.

buenos días, Hope. —Reconocí su voz al instante.

—buenos días para ti también, Sefi —sonreí, sentándome el en sillón.

El Océano De Tus Ojos ~HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora