Capítulo 9: Te haré de taxi

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Jueves, 3:55 AM.

Una suave mano se posó en su mejilla con delicadeza, mientras la otra secaba sus lágrimas derramadas.

Miró aquel rostro borroso en el que apenas logró notar una blanca sonrisa, la misma que intentaba transmitirle consuelo por algo que no entendía bien. No hasta sentir un líquido espeso bajar desde el borde exterior de su ceja derecha, el cual se mezcló con sus lágrimas, volviéndolas de un tono rojizo.

Quiso pasar su pequeña mano por su ceja para aliviar el dolor agudo que provenía de ésta, pero una más grande la detuvo mientras negaba suavemente.

—No, mi pequeño Koala —su voz aterciopelada le provocó mariposas en su estómago, y el aliento suave que emanó de sus labios al hablarle, le provocaron cosquillas en la nariz—, no debes frotarte la herida; no hará que el dolor desaparezca.

Su mirada y su voz hicieron que se sintiera cálida, protegida y amada.

Se despertó conmocionada y con muchas preguntas. Miró a su alrededor y se encontró sola en la oscuridad.

¿Quién era aquella mujer en sus sueños? ¿Y por qué extrañaba su suave toque cargado de cariño?

Pasó su mano sobre sus mejillas y notó que estaban húmedas. Miró la hora en su pequeño reloj y se acomodó mejor en el colchón; le restaban treinta minutos todavía para su hora.

Lo que no sabía era que alguien más, a unos cuantos kilómetros de distancia, tuvo el mismo sueño y las mismas sensaciones, sólo que desde una perspectiva completamente diferente.

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Un cuarto para las seis, cuando iba a cerrar con llave su puerta, notó que había un papel pegado en ésta. Con curiosidad lo despegó y leyó el contenido.

Sus cejas se dispararon llegando casi al nacimiento de su cabello. ¿Qué significaba todo aquello?

Terminó de cerrar su puerta y entró al elevador con claras intenciones de interrogar a Normani antes de irse a su trabajo.

Para su suerte, la morena estaba en su lugar habitual y sin distracciones. Caminó hasta donde ella se encontraba, con una ceja levantada.

—buenos días, Josie. ¿Cómo estás esta hermosa mañana?

Agh. Odiaba el positivismo de la chica a tan tempranas horas. Para estar de ese humor, ella tendría que beberse unas cuantas tazas de café antes.

—Hola, Mani. Tengo algunas preguntas para ti.

—Dispara —dijo con una sonrisa.

—¿qué significa esto —elevó el papel a la altura de los ojos de la morena—, y cuándo debo mudarme?

Normani rio por la expresión molesta y asustada de la castaña frente a ella. Negó suavemente antes de responderle.

—en primera, no es un aviso de desalojo, no entiendo por qué deberías mudarte; y en segunda, todos han recibido uno esta mañana.

Josie levantó la ceja de nuevo.

—lo que dice allí, es lo que es. —Se encogió de hombros.

—¿o sea que ahora el edificio tiene nuevo dueño?

—dueña —corrigió la morena con un asentimiento.

Josie se llevó una mano a la cabeza. No entendía mucho, pero se imaginó al principio que todo iba a cambiar. Eso le revolvió el estómago.

El Océano De Tus Ojos ~HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora