Capítulo 8: No soy de tu tipo

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Ese mismo día, a las doce en punto cuando Josie salió del edificio, no se sorprendió al encontrar a la ojiazul apoyada en su auto, esperándola.

A medida que se acercaba a ella, Hope sintió cosquillas en su estómago por la anticipación. Se sentía insegura; no sabía de qué habían hablado ella y Lizzie. O, mejor dicho, qué le habrá aconsejado hacer.

¿Que se aleje de ella? ¿Que no confíe en ella?

Josie se plantó frente a ella con los brazos cruzados. ¿Acaso estaba disociando de nuevo?

—Hope, ¿te encuentras bien?

La ojiazul volvió a la realidad.

—perfectamente —dijo entredientes, incorporándose y seguidamente abriendo la puerta del pasajero, invitando a Josie a entrar.

Cuando la castaña no se negó, Hope casi saltó de la alegría.

Quizás estaba siendo paranoica y la rubia no le había dicho nada sobre ella a la castaña. Probablemente Lizzie confiaba en que ella se alejaría de Josie y que no era necesario decirle a ella que tomara sus propias precauciones.

¡Já! Si, claro.

Rodeó el coche y se subió, cerrando la puerta con fuerza, consecuencia del manojo de nervios que era en ese momento. Miró a Josie inmediatamente e iba a disculparse por el estruendoso movimiento, pero se detuvo al verla sonreír.

—Te ves adorable cuando no sabes qué hacer —declaró con burla.

Hope frunció el ceño poniendo en marcha el automóvil.

—¿A qué te refieres?

Josie chasqueó la lengua viendo al frente.

—a que no sabes si preguntar o no.

Apretó el volante bajo sus manos y suspiró levemente.

Josie la miró de reojo sin dejar se sonreír.

—Sé que sabes que salí a desayunar con Lizzie.

Hope pisó el freno sin previo aviso, provocando que ambas fueran hacia adelante.

—¿Lizzie? ¿Desde cuando la tuteas?

Josie apenas se había recuperado del susto. Daba gracias a que se había colocado el cinturón de seguridad inmediatamente al sentarse. La miró con el ceño ligeramente fruncido y los labios entreabiertos.

El ruido del claxon detrás de ellas, interrumpió la respuesta de Josie.

Hope hizo señas desde su ventana a los demás conductores disculpándose, moviendo el auto finalmente.

—¿qué te dijo exactamente?

Josie alisó la tela de su vestido, la que cubría sus perfectas piernas, y miró a Hope con expresión neutra.

—que fuera cautelosa contigo.

—¿y tú qué le dijiste? —Levantó una ceja en su dirección por un segundo antes de volver su atención a la carretera.

—que no era necesario que me advirtiera; ya sé que esperar de ti. —Se encogió de hombros con indiferencia.

Hope soltó un sonido ronco desde su garganta y la miró con molestia.

—¿quieres decir que estás de acuerdo con ella? ¿Que realmente no valgo la pena?

—yo no dije eso —declaró viendo a la ojiazul con expresión inquieta.

—¿entonces?

Josie notó como los nudillos de Hope se volvían blancos por la presión hacia el volante y colocó una de las suyas sobre la pierna de la ojiazul con delicadeza, provocando que ésta saltara ligeramente por el toque improvisado.

El Océano De Tus Ojos ~HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora