Waiting all night

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¿Miel de abeja baja en grasa? ¿Es que acaso la miel tenía grasa?

Cole negó hacia el frasco antes ponerlo en su respectivo instante. Tomó uno que estaba junto al que era dietético y lo guardó en el bolsillo de su chompa. Se dirigió hacia la caja registradora después de coger una funda gigantesca de papitas.

-Esto y el frasco de miel, ¿cuánto es?

La chica del otro lado de la caja tipió con rapidez mientras mascaba chicle abriendo la boca de manera demasiado exagerada.

- Tres dólares con 35 centavos. -reclamó con la mano abierta.

Cole le dio el dinero con los centavos contados para que la muchacha no tuviese oportunidad de robársele el vuelto como le hacía siempre, y cuando él reclamaba, el gerente lo botaba del mini mercado de tal manera que lo hacía quedar cual maleante.

* *

Estaban sus padres sentados en el comedor cuando Cole llegó. Frunció el ceño hacia ellos, teniendo por seguro de que ni siquiera se iba a preguntar el porqué de que estuvieran ahí ya que jamás utilizaban esa parte de la casa. Se encogió de hombros y se giró para marcharse a su habitación, pero la voz de su madre lo detuvo.

-Te estábamos esperando.

-Me ausenté por diez minutos y ya cometí un delito. ¡Vaya que soy tremendo delincuente! -Cole se dirigió hacia el puesto vacío en el extremo de la mesa y se sentó-. ¿Ahora qué? -refunfuñó abriendo la funda de papitas.

-Todos estamos muy preocupados por ti, Cole. -pronunció su padre mirándolo, por primera vez al rostro.

- ¿En serio? ¿Todos? -Cole sonrió de soslayo-. ¿Están preocupados por mis notas en el colegio?Pueden ir a ver el reporte, este último mes tengo el puntaje más alt-

-No tiene que nada que ver con tus calificaciones, hijo, eres tú, estás cambiando y no para bien. -Su madre se veía preocupada, el rostro se le notaba más cansado de lo normal.

- ¿Es porque llego tarde a la casa? Me quedo con Fred, ¿cuál es el problema?

-Ya sabemos que estás metido en peleas callejeras, Cole. -Joel, su padre, se quitó los lentes con desgano-. No duermes, y empezamos a sospechar que estás relacionado con las drogas.

Cole soltó una leve carcajada.

-No saben ni la mitad de lo que creen. Háganme una prueba de dopaje si quieren. No duermo porque me quedo entrenando no porque haya tomado éxtasis. -Cole se echó hacia atrás la capucha de su chompa-. Los moretones son porque practico a lo crudo, además se van rápido porque son roces nada más.

- ¿Qué es lo que dices practicar, Cole? -Irma ladeó la cabeza en gesto de decepción.

-Boxeo, algunas artes marciales, nada que les interese, solo entiendan que no soy un delincuente, ¿sí? Ustedes son demasiado exagerados.

-Te estás matando. -Reprendió su padre-. No entiendo cómo esperas que te creamos cuando sabemos perfectamente quién eres.

Cole sonrió amargamente.

-No saben ni la mitad de lo que creen. -Repitió antes de ponerse de pie-. Me han estado pasando cosas que no entiendo por completo, estas últimas semanas mi vida ha cambiado en aspectos que ustedes no pueden ni imaginarse, ni están dispuestos a entender, les rogaría que no se metan en lo que no les concierne.

- ¡Sí que nos concierne! Es normal sentir cosas diferentes durante la pubertad, hijo, puedes hablar con tus hermanos sobre lo que te ocurre.

Cole se retiró desconcertado del comedor. Sus padres nunca comprenderían lo que le sucedía. Engulló una puñado de papitas en el camino hacia su habitación. Sintió un tirón en el pantalón, para su sorpresa era su hermano menor, Leo estaba ahí, de pie, con el rostro manchado de maquillaje y el tórax garabateado con marcadores.

- ¿Papita? -Pidió el pequeño estirando su bracito hacia arriba.

Cole le tendió la bolsa, y lo cargó.

- ¿Las brujas te pintaron?

-Guapo, guapo. -rio el infante mostrando sus pequeñísimos dientes.

Después de que Cole se encargara de dejar a su hermano limpiecito y oloroso, éste último no se despegaba de él, así que lo llevó consigo a la habitación para que lo vea practicar con sus poderes.

- ¡Otra vez! -chilló el pequeño.

Cole respiró hondo y volvió a tele transportarse a un diferente lugar de la habitación.

Pasaron horas hasta que Leo se quedó dormido, Cole lo había dejado dormir en su habitación, pero su padre había entrado a llevárselo de cualquier forma. El rubio solo dejó las cosas suceder sin oponer resistencia; estaba demasiado cansado para siquiera permitirse sentir algo que no sea sueño.

Un mes y medio había transcurrido desde los extraños sucesos con personas invisibles, y hombres en batas blancas. Al principio había pensado que sus poderes irían desapareciendo con el tiempo, en las últimas semanas se dio cuenta de que, al contrario, estos iban aumentando; para ese momento cada vez que se salía de sus cabales sus dedos emitían chispas eléctricas que trataba de controlar porque por momentos eran más fuertes, sin embargo, no solo aquellas chispas eran más fuertes, él también, había desarrollado una especie de súper resistencia a la presión tanto si era ejercida en él, como si él la emitía, de modo que alcanzaba un nivel de fuerza más alto con cada práctica. Por supuesto su piel se regeneraba, como era de esperarse, todos los moretones aparecían con rapidez y se iban con la misma celeridad; aquello lo había descubierto cuando aquél blogger le recetó que usara miel para curarse, ese día cuando llegó a casa no tenía ninguna herida, pero solo para no olvidarse de que aquella persona le había hecho una promesa, compraba miel continuamente y la dejaba en el marco de la ventana con el fin de que si el blogger tenía problemas encontrándolo, la miel le diera una pista. Con todo eso en la mente, Cole se abrigó hasta la barbilla para desconectarse del mundo por unas horas.

Se cepilló los dientes, todavía dormido mientras trataba de recordar lo que había soñado; le parecía que no había sido diferente a los demás días. Siempre soñaba con Mya, ella y él en una cita, ella y él dándose un beso, ella y él caminando juntos tomados de las manos, ella y él en la cama...En fin, siempre eran ellos y eso lo hacía feliz aunque solo sucediera en sueños.

Cole se quitó la camisa por encima de la cabeza y la lanzó a la cama; repitió la acción con el pantalón. Al dar el paso encaminado hacia el armario, brincó por un pinchazo en la planta del pie. Se agarró la extremidad soltando una maldición. Bien, se regeneraba con rapidez, pero eso no impedía que le doliera. En el suelo se encontraba un solitario tallo de color verde abarrotado de puntas filudas. Se inclinó para tomarlo con los dedos, pero le hincaba en cualquiera extremo, entonces se insensibilizó, y logró cogerlo.

- ¿Qué carajos es esto?

Lo lanzó al escritorio, y continuó a sacarse la ropa interior. Rascó durante unos segundos la parte superior de su abdomen, dubitativo acerca de qué ponerse. Entre fracasado o callejero, era una difícil elección. Tomó sin percatarse una camisa cualquiera y un bluyín descolorido. Se giró perezoso con la vista al suelo, haciendo su camino hacia el baño mientras repasaba en su mente las cosas que debía hacer ese día. Sus pensamientos se cortaron al segundo, y la mandíbula casi se le cae al toparse con una chica de aspecto complicado caminando junto a su cama.

- ¡¿Qué mierda?!

La muchacha ni siquiera se sobresaltó por el grito de Cole. Lo miró con una ceja levantada.

-Tengo respuestas.

NetherMostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora