Bottle

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Freddie examinaba el rostro de Sean Arnold con interés mientras Tatiana hacía mil preguntas sobre la batalla tanto a Nix como a Cole.

—Es extraño que siga vivo, la piel se le ve tostada —comentó Fred desde su posición en cuclillas.

Cole giró la tapa de la botella con agua y lanzó cierta parte del líquido a la cara del desmayado muchacho; el tejido visible empezó a regenerarse, agenciando que Sean abriera los ojos de par en par. 

—Gracias por mojarme —Fred irguió y caminó hacia su enamorada.

—Antes que nada, —El rubio  se agazapó para poder estar a la altura de Sean—. Te advertí que veníamos en paz.

— ¿La paz se advierte? —Ironizó el lóbrego y liento chico mientras levantaba los brazos mostrando sus muñecas atadas, escupió un poco de agua hacia un lado—. ¿Qué mierda quieren?

—Estamos en busca de los que nos hicieron esto. —Nix había sacado una franela de algún lugar en la bodega donde se encontraban y con esta secó el rostro de Sean mientras le explicaba cómo había sido su secuestro.

Sean avizoraba a Nix con suma atención, Cole se incorporó un tanto sorprendido por la actitud pasiva de la chica. Tampoco comprendía por qué lo secaba si bien ella sabía que el tipo absorbía agua.

— ¿Y a ese qué le pasó? —instó Arnold apuntando con la barbilla a Cheryl.

—Me sucedió lo mismo, solo que yo no recuerdo tanto del lugar donde me tenían. —Cole se posicionó junto a Tatiana cruzado de brazos—. ¿Por qué acosabas a Mya?

—Él muere por ella —Nix se sentó al lado de Sean dejando la franela en su regazo—. Cuidado con lo que le dices.

—No le tengo miedo, —Sean levantó las cejas— pero él sí me teme.

—No lo hago. —Cole dio un paso hacia adelante y Tatiana lo sostuvo en su lugar con el brazo.

—Si no me temieras no me tuvieras amarrado, después de todo solo controlo el agua. —Sean sonrió satisfecho de sí mismo.

—No voy a caer con esa frase por segunda vez. Solo responde lo que te pregunté.

—Muy bien, señor detective. Ella me encantaba, era la chica más preciosa que había visto y solo quería hablarle, pero ella me trataba como si apestara, se burlaba de mí cuando me le acercaba, o salía corriendo mientras gritaba que la molestaba. Yo no lo hacía, quería ser su amigo, tal vez más, pero siempre me rechazaba...

—Eso me recuerda a alguien. —Fred palmeó el hombro de Cole—. ¿No es así, Colibrí?

—Incluso pidió un cambio de curso, no para ella, para mí. —Sean continuó haciendo caso omiso al comentario de Fred—. Un día después de clases, fui tras ella porque su agenda había quedado botada en el patio, corrí en la dirección por donde la había visto irse. La alcancé, le di la agenda y después de despedirnos, ya estaba siendo metido en un auto y hasta ahí recuerdo. —Sean lanzó un mechón de su cabello castaño hacia atrás—. Al siguiente día estaba en mi casa como si nada, llegué a pensar que había estado soñando y días después cuando regresaba a casa después del colegió, estaba lloviendo, ahí me di cuenta de que las gotas no me mojaban. No caían en mí. Traté de mostrárselo a mi hermano gemelo, Paul, pero no funcionaba cuando él me miraba. Luego comprendí que controlaba el agua, me tomó casi un año poder descubrirlo casi todo. La verdad es que nunca había como que, —Sean movió las manos tratando de explicarse, sin embargo, estar atado no ayudaba a que lo entendieran—. Nunca me había molestado poder hacer estas cosas hasta que todo se hizo violento.

— ¿Violento? —Cole frunció el ceño—. ¿Tus poderes?

—No. Quienes hicieron esto parece que se habían decepcionado de su experimento y por todos lados aparecían personas con intenciones de matarme, como ya lo habrán adivinado, no lo lograron. —Sean soltó aire—. Al menos no a mí, pero acabaron con lo que me hacía ser yo. Mataron a mi hermano y a mi madre. A Paul lo asesinaron después que a mamá, pensaron que era yo.

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