Clarity

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Cole obligó a su saliva pasarle por la garganta, mientras estiraba el brazo para tomar el paralizador. Bien podía utilizar sus poderes para defenderse de Nix, sin embargo, conociéndola tenía por seguro que ella ya se habría antepuesto a aquella posibilidad.

— ¿Quieres que le dé un toque? —inquirió el rubio al evaluar el peso del arma.

—Sí, bastante fácil. —Nix se encogió de hombros, despreocupada, no obstante, había un destello perspicaz en su mirada que la delataba.

— ¿Cuál es el truco? —Cole lanzó un manotazo a la muñeca de Nix, esta, tomada por sorpresa soltó la navaja que aún mantenía presionada al tórax del muchacho.

Cole pateó el arma corta punzante metros más lejos, Nix gesticuló su expresión más profunda de rabia.

— ¿Cuántos volteos suelta este aparato? —curioseó el rubio.

—Eres tan aguafiestas. —Nix ajustó la manga de su chaqueta, y al terminar ya sostenía otra navaja en las manos—. Lo que tienes ahí es un suero disfrazado de paralizador, pero dañaste la sorpresa.

Cole observó el objeto, extrañado.

— ¿Quieren que la inyecte? ¿Por qué no una jeringa normal?

—Porque hay dos opciones con eso, o la electrocutas o la inyectas. Varía. —explicó vagamente, Fred.

—A ver, no comprendo. —Cole golpeó el mango del objeto en su antebrazo, sin permitir que las puntas de este lo tocaran. Una corriente eléctrica se dispersó en los circuitos del objeto—. No es una inyección.

—Golpea otra vez. —sugirió Tatiana.

Cole acató la orden, no ocurrió nada diferente; otra vez la corriente. Tatiana lo apremió con la mirada para que volviese a intentarlo, así lo hizo, aquella vez, una aguja prorrumpió de un extremo, y un émbolo del otro. Esa era la inyección.

—Es cuestión de suerte, Coliflor, pero debes intentarlo hasta que salga la inyección, porque resulta que lo que contiene el cilindro de eso, es pentotal sódico, también conocido como suero de la verdad, y sin eso no hay interrogatorio. —Tatiana sonrió de soslayo— Dos pájaros de un tiro.

Nix jugueteaba con la navaja entre los dedos, Cole le dedicó una mirada suplicante, fue su peor error, ya que al ver que Cole todavía se resistía, Nix disparó la cuchilla por el aire, esta rompió la barrera de sonido centímetros cerca del ojo del rubio. Él contuvo el aliento, lo había hecho sobresaltarse. Al instante, Nix sostenía otra navaja.

—No es posible que muera, eso te lo aseguro. —Freddie parecía entenderlo—. La necesitamos viva de cualquier forma.

Cole exhaló de manera sonora, asintió, indicándoles que estaba listo. Si no lo hacía, Nix sería muy capaz de aniquilarlo, y no estaba dispuesto a morir a manos de ella, al menos no todavía.

Tatiana, detrás de él, presionó un botón que parecía haber desactivado aquella barrera de invisibilidad que le interrumpía el paso. Cole dio los pasos necesario para estar situado frente a Mya, los labios de ella estaban sellados por una sustancia blanquinosa, era por eso que todo ese tiempo no había podido emitir objeción alguna. Ella, asomándose por aquella cortina de coraje que en momentos anteriores la cegaba, trató de rogarle que no lo hiciera.

Cole se amarró el corazón e instinto con la lealtad que les debía a sus amigos, visualizó la zona de ataque; el muslo.

—Perdón —musitó antes de clavar en la carne de la muchacha, las puntas de aquél objeto.

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