Take me home

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Freddie y Tatiana habían regresado a la casa de Cole acompañados de Nix para que el auto del papá del rubio volviera a su lugar.

— ¡No pueden irse y dejármelo a mí! —Se quejó la muchacha mientras ayudaba a Cole a bajarse del carro—. ¡Tengo que seguir con la investigación!

—Es la una de la madrugada, Nix. No todos vienen de conocer al amorcito de su vida, algunos sí duermen, así que haz el favor de no gritar. —Tatiana abrochó el último botón de su chaqueta—. ¡Y mañana hay escuela! Mi bebé me irá a dejar a casa, encárgate de que Cole continúe vivo.

—No hablen de mí como si ya estuviese muerto. —Cole rodeó los hombros de Nix con su brazo—. ¿Vas a ser mi sexi enfermera personal?

— ¡Cole! —Freddie se acercó a él solo para abofetearlo, de manera amigable, por supuesto—. Discúlpalo, Nix, la fiebre a veces hace que las personas deliren.

—Si tan solo Cole tuviese fiebre —Nix le dio un leve golpe al rubio en la parte trasera de la cabeza—. Ya váyanse entonces, me encargaré de entregar el paquete.

Después de haberse despido, Cole caminó apoyado de Nix hasta la entrada de la casa.

—Entonces, toco el timbre y me voy, ¿bien?

—No será necesario que toques, tú tranquila, una de mis hermanas abrirá la puerta en 5, 4, 3, 2, y 1

Se escuchó el respectivo clic de la puerta al quitar el seguro dejando ver del otro lado a Harriet, la hermana menor de Cole.

—Esta chica es mucho más bonita que la anterior, Coliflor... —musitó boquiabierta Harriet, al mirar de pies a cabeza a Nix—. No creí que alguien como tú lograra—

— ¡Eh! —La detuvo Cole—. Esta es solo mi enfermera.

Nix abrió la boca para protestar, pero se vio obligada a volver a cerrarla cuando la madre de Cole habló desde las escaleras.

—Harriet, ¿llegó tu hermano?

— ¡Sí y con una chica linda! —anunció la pre puberta entre risitas.

—Empiezo a pensar que sirves como alarma de incendio, ¿no te interesa la carrera? —Cole fulminó con la mirada a Harriet. Sabía que debería de aguantar la repelada de su madre durante un mes después de eso.

Irma avanzó con semblante severo hacia el umbral de la puerta, la bata le llegaba más abajo de los tobillos, y considerando que era una mujer excepcionalmente alta, lucía como un tubo de empate; uno muy enojado.

—Buenas noches, señora —se apresuró Nix.

Irma levantó la mano para que se detuviera, sin cambiar la expresión en su rostro.

—Es de madrugada, y si alguien va a hablar es él.

—No, es que, señora, no entiende. Cole está intoxicado, está enfermo.

— ¡¿Qué droga consumió ahora este muchacho?! —se alarmó Irma, acercándose más a su hijo.

—No, señora, nada de drogas, sucede que ayer fue mi cumpleaños y hemos comido de todo, y no nos dijo que era alérgico al maní. —mintió Nix con facilidad, pero sin disminuir su nerviosismo.

Cole sonrió en su interior, era mejor dejar que la muchacha hablara.

— ¡¿Eres alérgico al maní?! —Irma abrazó a Cole, sosteniendo la cabeza de él entre sus brazos—. Ven aquí, mi pobre niño, supongo que es usted, señorita, quien me lo ha cuidado todo este tiempo, se lo agradezco muchísimo, pero dígame ¿y usted?

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