Bangchan salió del lugar apresuradamente. Estaba respirando demasiado rápido, casi llegando a la hiperventilación. Apenas se dio cuenta del daño que le está haciendo a Hyunjin por su culpa. No de su ex amante, si no por él y su arrepentimiento.
Sabe que sin él a su lado no puede respirar. Pero a través de un espejo, se ve a sí mismo y a otra persona.
En el momento que se calmó, fue directo a hacer algo para Hyunjin y quizá sea lo último que haga por él.
Visitó algunas tiendas antes de que anocheciera, mientras que Hyunjin estaba demasiado confundido, una extraña sensación de odio y enamoramiento, él no quería sentir amor en Bangchan.
Era demasiado el odio que quería estrangularlo, matarlo y a su vez quiere retorcerse en sus grandes y cálidos abrazos, tocar sus labios con los de Bangchan. Ese tipo de confusión lo hacía llorar de un inexplicable sentimiento.
Esperaba ansiosamente que Bangchan le dijera "te amo, Hyunjin", pero esa fantasía yace en su mente, jamás se hará realidad.
Pasó demasiado tiempo torturandose con esa simple idea.
Llegando la eclipsante noche, Bangchan fue a buscar a Hyunjin en una increíble motocicleta. Se bajó y se quitó el casco.
Camino hacia la habitación y entró suavemente para no asustar a Hyunjin, observó que estaba durmiendo de lado y aparte unas lágrimas que seguían resbalando de sus sienes, se acercó en silencio y se acostó a un lado de él y lo abrazó.
El movimiento repentino despertó a Hyunjin. Empezó a temblar porque pensó que se trataba de la persona pelinegra. Bangchan lo notó y se sintió culpable.
—Hyunjin, ¿en verdad te doy miedo? —preguntó Bangchan con voz suave al oído de Hyunjin—.
No sabía qué responder, no quería responder. Bangchan recibió un silencio profundo. Se levantó y dejó ropa cerca de Hyunjin.
—Pontelo, te llevaré a un lugar. —Dijo Bangchan sentándose en el extremo de la cama de espaldas—.
Hyunjin confundido revisó lo que era, se puso una camisa manga larga de cuello largo que le cubría los chupetones. Unos pantalones que le cubrían las mordidas y por último un largo saco color café que le llegaba hasta las pantorrillas.
Bangchan se acercó a Hyunjin y tomó su mano y salieron juntos de la habitación. Sería la primera vez después de pasar 28 días secuestrado. Era como estar encerrado en una enorme jaula como si fuera un pájaro.
Sintió la tierna y fría brisa en su cara. Inhalo el aire fresco, lleno sus pulmones de ese fresco olor a lluvia. Bangchan lo siguió jalando hacia la motocicleta. Le ordenó que se subiera y eso hizo.
Bangchan se puso ese casco completamente negro. Encendió la motocicleta y se fueron juntos. Iban por las calles de Seúl a la una de la madrugada, cada vez que aceleraba apretaba el abdomen de Bangchan. La escandalosa motocicleta quizá se escuchaba hasta Gyeonggi-Do.
La combinación del olor de la lluvia y el perfume de Bangchan hacia marear a Hyunjin. Su cálido abdomen, las luces nocturnas de la pequeña ciudad. Sus ojos se iluminaban como si fueran dos pequeños diamantes. En el cielo admiraba a la hermosa luna llena. A medida que iban acercándose al lugar que Bangchan tenía planeado ir, se le hacía más conocido.
Hasta que de repente se paró y Bangchan se quitó el casco.
—Bajate, Hyunjin. —Dijo Bangchan—.
Estaba confundido, hasta que vio donde se encontraban y notó que era el principio del puente Mapo. De alguna manera se sentía demasiado inquieto.
Dejó el casco en el asiento de la motocicleta. Bangchan miro a los ojos a Hyunjin.