Haejin observó a Hyunjin con una sonrisa. El ambiente era sofocante.
Hyunjin estaba incómodo y volvió a lo que estaba haciendo.
—Ponte ropa..—Dijo Hyunjin—.
—¿Creiste que podias pasar por los espejos así simplemente porque puedes?—reclamó
Haejin—.
Hyunjin soltó un suspiro y se volteó a verlo nuevamente. Haejin se abalanzó a él y se acercó demasiado a su cara.
—¿Por qué no recordamos los viejos tiempos, Hyunjin?—dijo susurrándole al oído—.
Haejin beso a Hyunjin de repente. Lo cargo a la cama y empezó a tocarlo por todas partes con desesperación. Jadeos intensos llenaban esa habitación. Ambos se dejaban marcas en sus cuerpos, para reclamar que sus cuerpos son suyos.
No hubo ninguna objeción o resistencia en Hyunjin al ser tocado por su propio hermano, sabe lo que hace y no era ni la primera ni la última vez que ellos iban en contra de la moral.
Se besaban descaradamente.
Hyunjin no quería volver a él por una razón, y la razón era...
—Te dije que jamás podrás escapar de mí, tarde o temprano volveremos a ser uno... —Dijo Haejin mientras besaba desesperadamente a Hyunjin—.
La lluvia se escuchaba más violenta cada penetrada y embestida, caía en la provocación de las expresiones exitantes de hyunjin, pero a la vez lágrimas de dolor y de placer.
Haejin tenía una extraña obsesión. Desde que ellos eran pequeños eran inseparables, pero nadie se daba cuenta de que los niños a muy temprana edad estaban practicando incesto sin saberlo, claro, eran niños...Eran niños...
Su obsesión intensa no paraba. El amor extraño que tenía seguía atravesándolo.
Hubo un punto donde ya no quería, sentía su cuerpo caliente y adolorido, suplico en que parara, otra vez siguen haciendo cosas en contra de la voluntad de Hyunjin.
De repente un destello de luz junto con el retumbante sonido de un rayo hizo reaccionar a Haejin.
Suspiro y se quitó de encima de Hyunjin. Se sentó a un lado de él, sacó un cigarro y lo prendió.
—Vete a Gangnam, probablemente Bangchan venga aquí a buscarte...—dijo Haejin mientras exhalaba el sofocante olor a cigarro—.
Hyunjin se quedó en silencio, No contestó.
—¿Dónde está Felix...?—preguntó Hyunjin—.
—Él está bien, estaba conmigo, deja de preocuparte—contestó Haejin—.
Todo volvía a ser recuerdos vivos. Un tiempo demasiado traumatizante que jamás serán borrados de sus mentes.
Y todo comenzó con dos niños inocentes. Unos gemelos. La gente los confundía ya que son gemelos espejo.
La madre de estos pequeños era una señorita que fue violada en una oscura noche en un lugar de la isla Jeju. Volvió a Seúl aún embarazada de dos pequeños.
Los niños nacen y su madre lleva a un señor que ahora se convertiría en el padrastro de ellos.
Pero nunca confíen en personas que se hacen llamar padre, madre o algún familiar. Porque a veces no lo son.
Cuando la madre de los pequeños se iba, los dejaba solos con su padrastro.
El padrastro llevaba a uno de los gemelos a su cuarto y lo violaba hasta hacerlos sangrar.
Y el otro gemelo al escuchar los gritos y llantos de ayuda solo se echaba a llorar y a rezar que pronto llegara mamá porque no sabía que sucedería.
Pero mamá jamás iba a trabajar como ella decía. Dejaba que el padrastro los violara como él quisiera.
Era extraño, porque también el padrastro violaba a su esposa, eran golpes y golpes, insultos, llantos. Mientras que afuera estaban unos niños pequeños abrazados escuchando lo que sucedía.
Su hermano buscando una manera desesperada de calmarlo y distraerlo lo tocaba. Era tan frecuente que hasta hubo un tiempo para sanar las heridas internas del gemelo.
Los gemelos empezaron a tener conciencia y comenzaron a cuidarse entre ellos.
El que era violado todo el tiempo fingía no estar adolorido solo para que no le hiciera daño a su hermano.
Total, son gemelos de piel palida, cabello negro y lo unico que los diferenciaba era que uno de ellos tenia un lunar bajo el ojo derecho. Solo eso.
Ese niño del lunar debajo del ojo, era Haejin.
Lastimosamente la madre se dio cuenta y trató de separar a los hermanos. Ambos suplicaron que no los separaran.
Los padres separaron a los gemelos, quedándose con uno cada uno. Entre tanto forcejeo ambos salieron heridos, teniendo marcas de uñas y rasguños.
Al final Hyunjin se quedó con su madre y Haejin con el padrastro.
Hyunjin llegó con su madre esa noche a una casa realmente bonita. Pero él no podía parar de llorar, esto hartaba a su madre, tanto fue el enojo que lo golpeó fuerte en la cabeza. Ahí lo dejo sin importarle si estaba bien.
Al otro día despertó Hyunjin con la vista borrosa, pero esta vez había algo más que diferente, no sentía dolor, ni tristeza, ni el radiante sentimiento de felicidad, además de la sensación de haber perdido una parte de su memoria. Fue educado estrictamente por su madre, no lo dejaba jugar ni un momento, siempre que preguntaba por su hermano era golpeado en su espalda con un látigo diez veces.
Su madre lo manipulaba y le hacía creer que su hermano era malo, y este para solo complacer a su madre le daba la razón.
Por otro lado...
Fue realmente una tortura para Haejin ser separado de la unica persona que queria. El padrastro a veces llamaba a varios hombres para que lo violaran en grupo.
Era día y noche. La libertad que deseaba era realmente inalcanzable, se sentía como un pájaro en la jaula.
Eran lágrimas y más sangre. Pronto ambos gemelos entraron a la escuela media superior. Haejin creyó que al estar en la escuela no iba a seguir siendo violado por muchos hombres.
Inesperadamente los rumores sobre él empezaron a volar. Entre ellos era que es un prostituto. Todo fue culpa de un joven que reveló eso, ya que había estado en la violacion junto con más hombres y lo reconoció.
Siempre era violado después de clases por alumnos de último grado. A veces solo lo golpeaban. Era siempre lo mismo que ayer y lo mismo que será mañana y lo será todo el tiempo. Desgraciadamente cuando llegaba a su casa era violado por más hombres, aun lastimado lo obligaba su padrastro a mostrar su cuerpo.
Era más que un trapo sucio para usar una y otra vez.
Uno de muchos días que era acosado, una voz diferente, agradable y fuerte les gritó de lejos a las personas que estaban golpeando a Haejin.
Era un joven que intentaba alejar a los chicos.
Para Haejin era ridículo. Los chicos se fueron corriendo despavoridos. Una amable mano se estiró hacia el golpeado Haejin.
—¿Estás bien?—preguntó el joven tratando de hacer reaccionar a Haejin—.
En ese momento Haejin miro los tiernos ojos de aquel chico que con su tierna mano intentaba ayudarlo. Haejin se enamoró a primera vista por tal comportamiento nunca visto por él. En ese momento lloró mucho. Jamás en su vida había nadie quien le pudiera consolar en su miserable vida.
El chico entró en pánico ya que creyó que estaba lastimado internamente. Haejin lo detuvo porque si lo dejaba ir jamás volvería a verlo.
Ambos estaban sentados, el chico esperaba a que se calmara. Después de un rato las lágrimas eran controlables.
—Esos tipos sí que te hicieron daño en tu rostro. Me presento ¡soy Christopher Bang! puedes llamarme Bangchan o channie.—Dijo con una agradable sonrisa—.