Érase una tarde, Bangchan sentía la adrenalina de volver a hacer lo que más le excitaba. No aguantaba soportar esa sensación hasta que llegue la noche.
Entrenó para tratar de olvidar un poco lo que va a pasar, también para que no se abultara más de lo que ya está. Aun así, sentía ese escalofrío caliente pasando por todo su cuerpo.
No aguantó, y se fue corriendo al baño, se encerró en un cubículo, bajó su cierre y dejó salir su miembro. Empezó a frotarlo con rapidez, se azotaba contra la pared, una y otra vez por la excitación. Su espalda se deslizó hasta el piso, quedando sentado abrió sus piernas y frotó su glande en círculos.
Se retorcía del placer, pensaba más a profundidad, llegaba a un punto en que mordía su labio inferior de su boca hasta que le saliera sangre.
Empujaba su pecho hacia enfrente y azotándose contra la pared una vez más.
Entre un pensamiento vago, recordó la vez en que metió su miembro a la boca de Hyunjin. Se sentía cálida y su saliva abrazaba su miembro, acompañado con su lengua caliente.
Esa expresión de éxtasis que recordaba de Hyunjin, era realmente excitante. No aguantó más y eyaculó, fue un gran alivio lo sucedido.
Quedó pensando en lo que lo hizo eyacular. No recordaba si el cabello de Hyunjin era rubio o negro... ¿Fue realmente Hyunjin?
Soltó un suspiro y se levantó del piso. Caminó y fue al lavabo a lavarse las manos. En el espejo siempre tiene que estar él. Él estaba atrás de Bangchan. La persona pelinegra.
Estaba parado, cruzado brazos, con una enorme sonrisa y ojos entre cerrados.
—Te estás apareciendo seguido. —Dijo Bangchan—.
—Deberías tener cuidado qué hace Hyunjin... Está planeando algo.
—Es imposible que él haga algo, está encerrado. Es inútil.
—¿Por qué estás tan seguro de lo que dices?
Bangchan se quedó en silencio viendo fijamente la presencia de la persona pelinegra reflejado en el espejo.
—Si tan solo te dijera que él está planeando algo con Felix... ¿Me creerías? —Preguntó la persona pelinegra mientras frotaba su dedo índice en su mentón—.
La persona pelinegra se acercó a Bangchan abrazándolo por la espalda. Acercó su cuerpo con el de Bangchan, palpando su pecho.
—Busca bajo la cama, encontrarás algo interesante...—Dijo susurrandole en el oído a Bangchan—.
—¿Por qué me estás diciendo esto? ¿qué buscas? —preguntó Bangchan—.
La persona pelinegra soltó una pequeña risa y no respondió. Empezó a oler el cabello de Bangchan, bajó a su cuello y comenzó a besarlo con delicadeza. Agarró sus brazos y se libró de ese abrazo frío que expresaba el cuerpo de la persona pelinegra.
Fue tan solo un momento en que desapareció completamente.
Volteó a ver alrededor del baño, abrió desesperado las puertas de los cubículos, pero no había nada. Volteó a ver al espejo y ahí estaba parado nuevamente.
—Otra vez tus malditos trucos. ¡¿Acaso con matarte no fue suficiente?!
—¡Admite que te sigo gustando después de muerto, no me puedes superar, siempre estaré junto a ti en todos momentos! —gritó la persona pelinegra—.
Dicho eso un destello de luz emanó de la las pequeñas ventanas del lugar, de repente un trueno estalló fuertemente.
Empezó a llover, cuando vio ya no estaba ni en el lugar ni en el espejo. Salió despavorido de los baños y se dirigió hacia los estilistas.
Afuera estaba Mi-suk escuchando a escondidas. Tan sólo escuchar que Bangchan estaba hablando y gritándole a la nada, la aterraba.
Sólo cubrió sus oídos cuando cayó el trueno. Salió corriendo cuando escuchó que estaba saliendo y se escondió. Permaneció ahí hasta que Bangchan se alejó.
Soltó un suspiro. Levantó la mirada y estaba un empleado enfrente de ella provocando un susto. El chico le extendió la mano para que ella se levantara. Su mano se sentía fría, pero suave.
Miró bien y se percató que era un rostro que se le hacía conocido, un joven alto, piel pálida y cabello negro. Tenía puesto una camisa blanca y pantalones negros y un gafete de presentación, aparentemente no se alcanzaba leer el nombre.
Ella tomó su mano y se levantó del piso, de él emanaba un aura sumamente turbia y misteriosa. Cuando se levantó el chico siguió su rumbo sin decir nada.
La desconcertó demasiado cuando notó que no emitía sombra, ni sus pasos se escuchaban a pesar del silencioso lugar.
Con Hyunjin. Él estaba acostado boca arriba muriéndose de aburrimiento.
Pensando en por qué Bangchan se ha vuelto cariñoso, hace tiempo que él ya no lo a golpeado ni maltratado.
Eso incrementaba la esperanza de salir algún día. De repente se sintió somnoliento, cerró sus ojos y se durmió.
En eso comenzó a tener otra pesadilla. Otra vez con la persona pelinegra.
Siempre era la misma pesadilla, estaba oscuro y solo estaba él parado con la misma maldita sonrisa estúpida. Hasta que él dijo algo realmente desconcertante. —Hyunjin, escóndelo, antes de que sea demasiado tarde. Despierta y escóndelo, ¡¡POR FAVOR ESCONDELO, DESPIERTATE, ESCONDELO, ESCONDELO, ESCONDELO!!—gritó desesperadamente la persona pelinegra—.
Los gritos de la persona pelinegra lo despertaron. Hyunjin se preguntó: ¿Esconder qué?
Afuera se escuchaban pasos sumamente pesados, escuchó el traqueteo de la puerta abrirse, en eso entró Bangchan.
Bangchan saludó a Hyunjin agitando su mano. Entró y dejó caer su saco largo y negro.
—¿Cómo has estado? —preguntó Bangchan—.
Esa pregunta lo confundió, vio que Bangchan se acercaba, se subió a la cama y se ensimó arriba de Hyunjin. Tomó su mentón y acercó su boca para besarlo. Hyunjin cerró los ojos, entre más lo besaba se le iba el aire.
Bangchan deslizó su mano a su espalda y lo levantó, Hyunjin estando sentado sentía las manos calientes atrás en su espalda. Terminó el beso y ambos estaban jadeando. Bangchan miró a Hyunjin y notó sus ojos sumisos brillantes, desvió la mirada al extremo de la cama, se levantó y se paró a un lado.
Hyunjin estaba aún más confundido, reaccionó cuando Bangchan se agachó y empezó a buscar algo.
Rápido él se levantó e intentó detenerlo. Pero entre más lo intentaba detener para él se volvía más sospechoso. Revisó debajo de la cama, extendió su brazo abajo y empezó a palpar el piso, sintió algo realmente inexplicable cuando sintió y sacó un teléfono.
Bangchan le hizo frente a Hyunjin enseñándole el teléfono. Hyunjin sintió un escalofrío caliente que recorría su espalda.
Intentó quitarle el teléfono, sacudiéndolo y dándole jalones para intentar quitárselo.Prendió el teléfono y entró, buscó entre los mensajes y encontró el de Felix.
Bangchan cuando leyó el mensaje se echó a reír, pero muy macabramente.
Miró a Hyunjin con una sonrisa y acarició su cabeza. De repente azotó el teléfono al piso haciendo que este se rompiera.
Impresionado por lo sucedido no tuvo tiempo de reaccionar cuando Bangchan sostuvo su mandíbula para acorralarlo al espejo.
—¡¡¿QUÉ MIERDA TRATABAS DE HACER, EEH?!!—preguntó gritando mientras aun lo sostenía de la mandíbula—.
—¡¡DÉJAME EXPLICARTE, POR FAVOR!! —suplicó Hyunjin—.
Con toda la fuerza que Bangchan tenía lo arrojó al piso haciendo que Hyunjin se lastimara la cabeza.
Intentó levantarse, tocó a un costado de su cabeza, miró su mano su salió sangre, de repente su vista se volvía negra y borrosa.
Levantó la mirada, estaba dando pasos hacia él. Lo agarró de su pelo y lo levantó. Intentó quitarle sus manos de su cabeza, pero era inútil.