26; el lore de Yuta, carretes y problemas de la vida real

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— Que rico estar así contigo

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— Que rico estar así contigo. — dice Yuta y se apega más al menor.

Jeno soltó una risa tímida y se acomodó un poco para darle un beso, lo había invitado temprano en la mañana ya que ni su mamá ni sus hermanos estaban en la casa. Por alguna razón, todos tenían trámites que hacer ese día, y para Jeno era la oportunidad perfecta para compartir con su "amigo".

— ¿Tení' hambre? — Jeno le preguntó — No hemos tomado desayuno todavía. —.

— ¿Te puedo comer a tí? — le dió otro piquito — Te veí' bien tiernucho con ese pijama. —.

— Contrólate, Nakamoto, estamos en mi casa, no en la tuya. —.

— Mmmh, ya poooo', ¿te hago un mamón? ¿eso querí'? —.

Puso esa cara de gato con botas que siempre le ha servido, Jeno no se podía resistir.

— Ya oh', ven pa' acá. —.

Lo agarró de las mejillas para comenzar a besarlo, se notaba que tenían ganas de ir más allá ese día. La semana pasada no se habían visto porque el mayor se concentró completamente en entrenar para un partido amistoso que el club de la villa estaba organizando, mientras que el menor se reencontró con un par de amigos del liceo anterior y con ellos es que ha pasado estos días, recordando momentos tristes y felices.

¿Tan desesperado se puede estar como para sentirse caliente a las nueve de la mañana?

— Tan bonito y tan mío. — le dijo Yuta en el oído, para luego bajar con besos por el cuello del menor.

Jeno suspiró, dejándose llevar por los toques de Yuta.

El mayor lo recostó de espaldas para ponerse sobre él, volvieron a besarse pero esta vez no se apuraron, Jeno tomó el rostro ajeno y con mucho cariño acarició sus mejillas.

Ambos estaban sonriendo durante ese beso.

Hasta que se abrió la puerta.

— Oye, culiao, ¿dónde dejaste mi-... ? — Donghyuck se quedó estático en su lugar y con los ojos bien abiertos.

Yuta se paró de la cama con rapidez.

— ¡¿Qué le estai' haciendo a mi hermano, conchetumare?! — el moreno se le tiró para agarrarle la polera.

Yuta se alejó unos pasos del susto, mas no lo quiso tocar para no avivar la pelea.

— ¡Hyuck! — Jeno atinó y de los brazos lo separó — ¡Cálmate! —.

— ¿Qué chucha te pasa en la cabeza? ¿Qué no vei' que es más chico que tú, enfermito culiao? —.

— Yiaaa, que erí' coloriento. — dijo y se rió — No le hice ná' oh. —.

— ¡Cierra el hocico! ¡Te voy a sacar la mierda! —.

Fué de nuevo con todas sus fuerzas a pegarle un combo, pero nuevamente lo detuvo su hermano.

dale tu corte // chenji. 🇨🇱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora