01; una mañana normal en la familia Choi

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La respetada señora Tiffany se había levantado a la hora de siempre, a las siete de la mañana exactas.

Hizo su skincare, tomó su baño de burbujas y se vistió elegantemente como cada día, sus amigas habían planeado salir a desayunar a un restaurante muy popular en la zona y no se lo iba a perder por nada.

Se sentó en la mesa junto a su marido, Siwon es un empresario exitoso y de renombre, se tomaría su típica dosis de café negro en su taza que le dió su hijo mayor, “el mejor papá del mundo” era el diseño, por algo era su favorita.

— ¡Buenos días! — ambos voltearon sorprendidos al escuchar a su primer hijo bajar las escaleras.

— ¿Y tú? ¡Qué milagro verte despierto tan temprano! — dice su mamá, sorbiendo un poco de su té de ginseng.

— Ay, mamá, que mala onda. — le contesta, sentándose frente a ella — ¿Dónde está la Bertita? —.

— Fué a comprar. — su papá le responde desinteresado, estaba muy concentrado en su celular.

— ¿O sea que me voy a tener que hacer un café solo? —.

— Jaehyun, tienes veintiún años, ¿tanto te va a costar ir a la cocina y hacer uno por tí mismo? La Bertita está de ayuda, pero tampoco tienes que ser tan flojo. —.

— Eso lo dices porque a tí te hizo el café y hasta unas tostadas, se olvidó de mí. —.

— A ver, llora. — la voz de otro de sus hermanos hizo presencia.

— Hijo mío, la Bertita dejó tu botella de jugo en el refrigerador y tu pancito sobre el mesón. —.

— Ya mamá, muchas gracias. — RenJun agradeció y fué a la cocina inmediatamente.

Amaba el jugo natural de la Bertita, era un amor esa señora y a él lo adoraba mucho, ya lleva años trabajando en la casa así que prácticamente creció con ella.

Guardó la botella en su mochila y tomó su pan para ir y sentarse al lado de su mamá.

— ¿A que hora son tus clases de canto, hijo? —.

— A las cinco, como siempre. — le contestó, un poco ofendido.

Llevaba ya cinco años en esa escuela y su mamá aun olvidaba sus horarios, no era como si hiciera tantas cosas.
Las clases de ballet eran solo viernes y sábado, y las de canto de lunes a miércoles.

Tan difícil no era.

— La profe de artes nos contó que iba a hacer un taller de pintura y estaba pensando en entrar. — le dió un mordisco a su pan.

— ¿Te gusta pintar? — preguntó Jaehyun, comiéndose una manzana porque, claramente, no fué a hacerse el café.

— ¿No haz visto sus dibujos? — negó con la cabeza — tu hermano es un artista, hijo, si entras yo te apoyo, pero que no interfiera con tus clases. —.

— Tranquilo papá, no voy a bajar el promedio, lo prometo. —.

— ¿Y Jaemin y Mark? ¿Aún están durmiendo? Se les va a hacer muy tarde para ir al liceo. —.

— Aquí estamos, papá. — la voz de Mark llamó la atención de los presentes.

Ambos se sentaron en sus sillas de siempre a tomar su café aún tibio.

— ¿Ustedes sabían que iban a meter estudiantes de clase baja en el liceo? — preguntó RenJun.

— No son clase baja, son clase media. — lo corrige Jaemin.

— La misma cuestión. —.

— Si supe, pero no me parece un problema, honestamente. —.

— Pero Mark, ¿cómo no va a ser grave? cuando entré estaban poniendo esa música ordinaria en un parlante. —.

— ¿Con ordinaria te refieres a reggaetón? —.

— Obvio, ridículo, ¿qué más va a ser? Me carga escuchar esa música flaite en la sala, te juro. — rodó los ojos con los brazos cruzados.

— Trátame bien, lanister. — le dice Jaehyun.

— Si la reunión termina temprano, voy a pasar al liceo a reclamar, no quiero que gente de otro lado los perjudique. —.

— Tiffany, no exageres, por favor, no es para tanto. —.

— Mi papá tiene razón, no te están molestando a tí, RenJun, deja de enojarte por todo. — Mark dice, un poco desinteresado.

— No nos hacen nada, ustedes preocúpense de sus notas. —.

— Bien dicho, Jaemin. — dice su papá — Espérense... uno, dos, tres, cuatro... me falta un hijo. —.

Tiffany se puso a pensar y dejó su taza sobre el platillo.

— ¿Dónde está Chenle? —.

Los cuatro menores levantaron los hombros, Siwon rodó los ojos.

— Que lindo, tienen un hermano que cuidar y ni saben donde está. —.

Se levantó de la mesa y se paró al lado de la escalera.

— ¡Hijo! ¡Ya nos vamos! —.

— ¡Ya voy! — el menor respondió de vuelta, en dos segundos ya se encontraba en el primer piso.

— ¿Qué te pasó? Tu siempre desayunas a la hora. — le dice su mamá, también levantándose para ir a tomar su bolso y blazer color crema.

— Es que me quedé hablando con un amigo por whatsapp. —.

La puerta principal se abrió de repente, la Bertita estaba entrando con una bolsa en la mano.

— ¡Bertita! — Chenle corrió hasta ella y la abrazó.

— Buenos días, mi niño bonito, ¿cómo amaneció este angelito? — le dió un besito en la mejilla y se las apretó levemente.

— ¿Bien y usted? — recibió sus caricias felizmente.

— Bien pue', ya, me voy a la cocina a dejar esto porque tengo que hacer aseo todavía. —.

— Menos mal que no es tan tarde. — dijo su papá, mirando el reloj de su muñeca — Ya, vamos al auto. —.

Hicieron caso inmediato, todos salieron hasta el antejardín, incluída Tiffany, quién se subió al copiloto.

La señora Berta se despidió agitando la mano hacia los jovenes dentro del Hyundai Tucson NX4 2.0 AT PLUS, ellos animadamente se despidieron de la misma forma y con una sonrisa en la cara.

Menos Jaehyun, quedó sentido al pensar en que la Bertita no le había dejado desayuno.

El mismo se bajó al llegar a la universidad en donde estudiaba Ingeniería Comercial, aunque realmente no le gustaba y solo lo escogió porque a su papá le parecía lo mejor, si quería llegar a trabajar con él en algún momento, claro.

Los demás jóvenes se bajaron en el liceo, entraron rápidamente ya que estaban justos con la hora.

A nadie le gusta llegar tarde a clases y menos a ellos, quienes tienen una reputación que cuidar.

A penas llevaban una semana, pero cada detalle era importante para sus papás.

Estrés adolescente, que lindo, ¿no?

dale tu corte // chenji. 🇨🇱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora