♦ Capítulo 6

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Aquella mañana "Isabella" había llevado sus sábanas directo al lavaropas, empezando a limpiar la esencia de su salvaje noche. Aunque claramente el aroma no saldría con facilidad, al menos no del cuarto, esperaba que Edward no preguntara al respecto o sino, como humana debería fingir que la era penoso admitir su masturbación. Aunque fuera algo común si el vampiro era tan anticuado, si tan solo fuera su compañera real estas cosas no sucedería, saciaría ese deseo a la primera oportunidad porque la necesidad de copular entre vampiros era demasiado grande.

Aunque devolviendose a su habitación, se quedó estática al darse cuenta que, si su compañero la buscaba la encontraría demasiado fácil por el lazo, lo cual sería una complicación para sus planes, porque no sería bueno que de un momento a otro el rubio no se la quisiera comer como el aperitivo que era, sino que quisiera estar con ella. Y eso ayudaría a levantar sospechas en ella, por lo que, con rapidez humana volvió a su cuarto escaleras arriba.

Agarro un papel, un sobre y empezó a escribir muy rápido en su forma normal. Sabía que Edward no tardaría en llegar para buscarla y seguir su rutina diaria, por lo que escribió con su manuscrita elegante un mensaje que solo el pudiera entender y nadie más.

Querido compañero:

No nos podremos ver como quisiera de hoy en adelante, pero me encantaría que disimularas un poco, si logras verme entre tanta multitud, la abstinencia que practicaremos nos llevará a estar juntos por siempre. Dame tiempo de arreglar este dilema del lector de mentes, una vez hecho, me volveras a ver y tener entre tus brazos para nunca más sentir dolor.

Disimula, sé inteligente, y nos tendremos más rápido de lo que parece.

Te amo, desde ya.

Atte. Amparo Báthory.

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Una vez terminó de escribir, dejó un beso en la carta con su pintalabios color sangre, selló la carta y formuló rápidamente de su misma sangre un cuerpo de sangre.

—Por favor, haz llegar a él. No pierdas tiempo, que no tenemos mucho.—pide dándole al cuervo la carta. Abre la ventana y sin mas, este va cómo el aire por el ambiente. Cierra la ventana.

Se dirige a bañarse, cambiarse la ropa y el aspecto, quedando a ver cada parte del que sería su cuerpo, se muerde el labio absteniéndose a las ganas de dañar este cuerpo, regocijarse en la sangre tan apetitosa pero si hacía eso, el efecto de la prestación del cuerpo terminaría antes de su debido tiempo. Suspira, se envuelve con la toalla al cuerpo al igual que su cabello, disfrutando de la sensación de estar viva. Además de ser feliz de tener un escudo a su favor.

Tal vez como humana no funcionaría como tal, pero como vampiro le venía de mil maravillas. Se secó el cabello, se vistió y luego bajó a comer con "su" padre, que acabó siendo el sheriff con el que vino desde un principio.

«Vaya ironía de esta vida, Charlie. Nos volvemos a encontrar»piensa con una suave sonrisa.

Encontrando la novedad que era igual de taciturno que ella en su vida diaria de Volterra.

—Buenos días, Bells, ¿Hoy saldrás con el chico Cullen? —pregunta Charlie mientras bebe de su café y lee un periódico, ya vestido con su uniforme.

—Si, creo que vendrá a buscarme para ir a clases. ¿necesitas algo?—"Isabella" pregunta cortés por excelencia

Charlie la mira con cierta intriga ante la predisposición repentina de su hija. Pero trata de recomponerse pasando de largo por esa educación repentina.

Amparo [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora