♦Capítulo 1

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-J'ai fait un rêve, ils crevaient tous la gueule ouverte -una voz femenina tarareaba en frances una canción rasposa con diversión sardonica.

Aquella madrugada de julio en Volterra había sido larga, el agua rojiza que previamente estuvo cálida y recién cosechada era lo que estaba empapando por alrededor de un día su piel pálida, haciendo increíble combinación con sus ojos rojos y labios mojados en la deliciosa bebida de la copa, mostrando entre cada sorbo deleitado sus colmillos. Su desnuda piel disfrutaba de la humectación de aquel líquido rojizo de la tina, su rutina de rejuvenecimiento estaba por ser completada, todo gracias a cuatro hombres que dieron su vida para y por su exquisito placer: robo a mano armada de cuadros valiosos del castillo contra una criatura de la noche que los estaba esperando.

Terminó claramente mal para esos hombres, tal vez hubieran sido ladrones letales pero todo humano sonso que se enfrentara a vampiros, su final estaba escrito con obviedad. Las balas solo hicieron rayones en su piel que rápidamente se curó, y las vidas de los hombres terminaron en una tortura lenta y deliciosa causada por la mujer. Primero los ató desnudos en cuatro silla, peló uno por uno los brazos con ayuda de sus navajas al par que iba consumiendo a lengüeteadas la sangre que era liberada sin contratiempos, los gritos y suplicas la excitaron bastante, y más cuando jugaba con sus cuerpo muertos dándose placer estando bañada de su sangre, como también haciendo transfusiones a bolsas de sangre para más tarde bañarse en ellas.

Al final, se aburrió completamente al desgarrar los cuerpos en trozos como si fuera carne y no perdió mas tiempo en desnudarse, y entrar a la tina ensangrentada, dejando los cuerpos a su alrededor.

De eso ya habían pasado seis horas, para casi era la hora de abrirse el castillo para los extranjeros visitantes. Y también, pronto el almuerzo de los Reyes, por lo que solo cinco minutos se daría el lujo de disfrutar del baño.

Sentía su cabello negro remojado en esa viscosa y deliciosa humedad rojiza, ya combinada con el agua de la tina, aunque a trozos de piel acompañados de cuerpos tirados alrededor suyo hacían la escena sumamente precioso, había sido una gran pesca, Heidi había sido muy buena al proporcionarle aquel par de delicuentes, que fielmente creyeron que podrían robar algo dentro del castillo.

-À force d'être consanguins sur une île déserte -se escuchaba la música de rock grotesta resonando una y otra vez en la habitación. La canción tenía como nombre: La morale de la Fable, de Sidilarsen.

Amparo amaba el rock y Francia, no había día que añorase volver a caminar por las noches en esa tierra lejana. No porque fuera la ciudad del amor, más bien por el sabor de la sangre de los franceses, su acento al suplicar y cantar sus canciones favoritas buscando salvar sus vidas de la criatura nocturna: la Bête Gothique.

-Bien, ya me aburrí. -murmuró al salir de la tina y dejar que la sangre fuera degustada por uno de sus sirvientes. También se encargaría de eliminar los cuerpos de los difuntis hombres- Firenze, todo tuyo.

Un vampiro de ojos rojos, rubio y delgado. Había sido regalo de Aro tras una misión en Egipto, había descubierto secretos que un Clan escondía, los manteníamos vigilados pero no habían intervenido debido a que no vieron necesidad. Sin embargo, si este Clan se oponía en dar su adquisición en algún momento, me encargaría de copiarlo con su permiso; este vampiro solo era un regalo por el gran trabajo de espionaje realizado.

-Si mi señora. Gracias. -contestó Firenze con el acento egipcio característico ilegítimo aún cuando ya hubiera pasado un siglo en Volterra.

Amparo disfrutaba siempre del exquisito acento de los extranjero, siempre exigía el silencio o canciones en aquel idioma u otros de sus preferidos, era buena creando lazos aún cuando era muy bruta o sádica.

Amparo [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora