Measure Of A Man - Dramione (Traducción)

XIII. Shape of Your Heart

Trece: La forma de tu corazón

1 de junio, 2011

En la escala entre caos y pulcritud, Hermione rondaba algún lugar en el medio. El caos lucía como la oficina de Harry, mientras que la casa de Andrómeda era la pulcritud personificada.

Inquietantemente.

Hermione no se fiaba de nada demasiado limpio...excepto de Andrómeda. Era consciente de la ironía, pero decidía ignorarla. Se había asegurado siempre de nunca encontrarse en la casa de Andrómeda —por nada.

No era una tarea sencilla.

Andrómeda elegía los momentos más inoportunos para solicitar la presencia de Hermione. A pesar de que ya eran cercanas debido a Teddy y Harry, su crisis había cambiado su relación. Se reunían después de malas sesiones de terapia a esperar juntas que sus malestares pasaran. Andrómeda permaneció una presencia constante en la vida de Hermione incluso después de que las cosas mejoraran, pero si Hermione pasaba mucho tiempo sin visitarla, Andrómeda aparecía en cualquier momento dado.

Hermione odiaba las sorpresas y tenía un sistema para evitar las de Andrómeda al visitarla cada doce semanas aproximadamente.

Demasiado ocupada para notar el paso del tiempo, cuando el nombre de Andrómeda apareció en su calendario, después de otro día improductivo con una Narcisa distraída, Hermione quedó atónita.

Definitivamente no era momento.

Bueno. No había visto a Andrómeda desde Pascuas. Eso significaba que ya había pasado el momento. Cuando Hermione intentó mover estratégicamente la reunión para reprogramarla en un lugar diferente, el evento no se movió ni desapareció.

La molesta nota era tan obstinada como Andrómeda.

Así fue como Hermione se encontró sentada en la mesa mirando a Andrómeda preparar té en una cocina tan limpia que resplandecía. Se habría ofrecido a ayudar pero habían tenido suficientes discusiones como para que Hermione conociera su rol como invitada.

Lo que significaba quedarse quieta y no hacer nada.

Andrómeda colocó una taza de té humeante frente a Hermione antes de unírsele con la suya. El té era frutal, dulce y suave —nunca lo dejaba remojar por demasiado tiempo. Un poco insípido para Hermione, pero exactamente como Andrómeda prefería el suyo.

—¿Te quedas a cenar? Puedo preparar berenjenas a la parmesana con todo lo que trajiste de tu invernadero.

A pesar de su incomodidad interna ante simplemente existir entre medio de ese nivel de limpieza, la idea de una cena despertó su interés. Andrómeda era una cocinera mucho mejor que ella.

—Puedes persuadirme para que me quede.

La sonrisa de Andrómeda fue un breve destello, aunque genuina. Hermione la vio de todas formas y se preguntó si su invitación no era una simple visita. La casa permanecía limpia sin el caos de Teddy, pero también estaba silenciosa, lo que no siempre igualaba a paz.

—Comenzaré con eso después de terminar el té. ¿Cómo estás?

—Un poco cansada, en realidad —confesó Hermione—. ¿Tú?

La comparación con su hermana no pasaba desapercibida. A pesar de que los rasgos de Andrómeda eran similares a los de Bellatrix, menos el color de su cabello, podía distinguir las similitudes con Narcisa. Nada evidente, solo expresiones sutiles que reconocía en Narcisa —comedidas, pero abiertamente consciente de ello.