XI. The Facets of Human Connection

1.4K 86 60
                                    

Once: Las facetas de la conexión humana

27 de mayo, 2011

Para todas las preguntas que Hermione tenía respecto a Draco Malfoy, al menos tenía una respuesta.

Como su madre e hijo, él era una criatura de hábitos y rutina. Malfoy era incondicional a su nado matutino. Particular respecto a cómo pasaba su tiempo durante el té. Intransigente cuando se trataba de sus rituales en torno a los crucigramas y la lectura del periódico de la mañana. Pero al mismo tiempo, no era demasiado rígido, capaz de adaptarse.

La presencia de Hermione lo había hecho ajustar su rutina un poco —a la fuerza. Ahora se había expandido para incluir saludos bruscos, tolerancia por cual sea el té que ella había preparado y conversaciones.

La superficie de ese hombre permanecía fiel a la persona que ella sabía que alguna vez sido, hasta su atuendo y la forma en la que se peinaba la raya de su cabello.

Era un pensamiento raro, considerando que había mucho más sobre él, un profundo abismo de pensamientos intricados y razones detrás de sus acciones y todas las piezas que formaban su identidad. Hermione estaba apenas empezando a ver justo debajo de la superficie, apenas empezando su búsqueda para entender quién era él ahora.

Pero esa mañana representó un cambio —una pequeña zambullida.

Eran las siete y diez y Malfoy todavía estaba allí, sin mostrar signos de irse.

Era extraño.

No estaba leyendo, ella podía saber cuándo lo estaba —su intensa concentración lo delataba. Pero en ese momento parecía disperso. Su atención pasó del diario a su reloj, luego a ella, su cabeza ladeada como si tuviera una pregunta importante que no haría. Malfoy cumplió tres ciclos de eso antes de que ella se diera cuenta que estaba esperando.

Qué, Hermione no tenía idea. Lo que sea que fuera, él parecía luchar consigo mismo mientras ella seguía con su tarea de preparar el desayuno de Narcisa: crepes de trigo sarraceno con jamón, espinaca y champiñones. Saludable y ligero. Solo tenía planes de hacer dos: uno para ella y uno para Narcisa, pero la presencia prolongada de Malfoy la dejaba necesitando algo para hacer. Así que, hizo un tercero, lo empacó en un contenedor de vidrio encantado para mantener la frescura y lo colocó junto a él.

El vidrio golpeando contra el granito rompió el silencio.

—¿Qué es esto? —Malfoy la miró rápidamente antes de desviar la mirada al contenedor, luego nuevamente a ella con leves sospechas.

—Tu desayuno. Hice uno extra —Hermione se encogió de hombros—. Puedes dejarlo si quieres. He notado que solo bebes té. Nunca te he visto comer antes de irte, a excepción de tus bebidas proteicas.

—Eso es porque no lo hago —Con dos movimientos concisos, doblo el periódico y miró su reloj una última vez.

—¿Qué estás esperando? —No pudo evitarlo. Malfoy estaba tan desviado de su rutina que también la estaba despistando a ella.

—Nada —Una mentira, obviamente—. Tengo un interrogatorio en treinta minutos con el Jefe Warlock McLaggen. El tercero.

¿Tercero? Tiberius debía haber sospechado demasiado... o estado muy paranoico. O ambos. Pero recordó con quién estaba hablando: Draco Malfoy, cuya reputación de estar en el lado equivocado de cada guerra le precedía.

El movimiento de restauración sería otro lado equivocado para cualquiera que deseara que las cosas permanecieran igual. Y no tomar partido sería igual de malo para alguien que quisiera cambios, alguien como ella. Malfoy no podía ganar de ninguna forma. La diferencia entre el bien y el mal era clara desde todos los ángulos, pero distorsionada por la percepción y motivación, y casi nunca procesada con algún sentido de claridad. Draco Malfoy estaba condenado a pasar su vida en una zona gris —siendo siempre un sospechoso y nunca alguien en quien confiar, independientemente de su postura.

Measure Of A Man - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora